Se trata de dos ejercicios
muy parecidos, pues es evidente que
cuando andamos o corremos se mueven los mismos grupos musculares. No obstante, como las intensidades de una y otra
actividad varían, el apoyo/impacto del pie, tanto en duración como en la forma
o zona donde se posa, es distinto, así como el “sufrimiento” de las articulaciones implicadas resulta mayor
en la carrera que en la caminata.
Correr puede ocasionar más
lesiones y comprometer más las articulaciones, pero algunos expertos aseguran
que aunque caminar requiere un nivel de
exigencia física menor, si se hace muy rápido es posible que afecte de
igual modo a las extremidades que la otra actividad.
Al margen de estas discrepancias los beneficios de ambos ejercicios son
esencialmente cardiovasculares, del aparato locomotor, psíquicos y, en general,
favorecen el mantenimiento del peso.
La última investigación que apoya estas
afirmaciones ha sido realizada por distintos profesionales del mundo deportivo cuyos hallazgos han sido
publicados en Arteriosclerosis, Thrombosis
and Vascular Biology, revista de la Asociación Americana del Corazón.
Los investigadores analizaron a 33.060 corredores y 15.045 caminantes y
encontraron que la misma energía utilizada para caminar a una intensidad moderada y a un ritmo vigoroso dio lugar a reducciones
similares en el riesgo para la presión arterial alta,
el colesterol alto, la diabetes y la enfermedad cardiaca coronaria.
Correr redujo el colesterol alto
(4,3 por ciento), la diabetes (12,1
por ciento) y la enfermedad coronaria (45), y caminar lo hizo
también pero en unas tasas algo superiores: en un 7 por ciento, 12,3 por ciento
y 9,3 por ciento, respectivamente.
"Cuanto más corrieron y caminaron los participantes mejor eran los beneficios para su
salud. Si la cantidad de energía empleada fue la misma entre los dos grupos,
los beneficios para la salud son comparables",
apostilla Paul T. Williams, autor principal del estudio y científico del
Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, California (Estados Unidos).
Ambos ejercicios pueden
practicarse a cualquier edad y nunca será tarde para probar con alguno de los
dos. Si se opta por correr, hay que tener en cuenta que las condiciones físicas requeridas son
mayores, por ello se desaconseja en casos de sobrepeso o en embarazadas,
y en ambos casos es más adecuado andar. También hay que valorar el no sufrir
problemas importantes de aparato locomotor (artrosis de rodillas o cadera, problemas podológicos
con malas alternativas terapéuticas, etc).
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