El Retiro madrileño acoge hasta el próximo 16 de junio la
emblemática Feria del Libro que ya va por su 72ª edición. En homenaje a este
rincón que cada año se convierte en el escaparate de ediciones para todos los
gustos y géneros, de autores consagrados o por consagrar, conocidos o por
conocer, he escogido un libro cuyo título llama poderosamente la atención: Grandes pechos, amplias caderas (Ed.
Kailas).
La obra es del último Premio Nobel de Literatura, Mo Yan
(seudónimo que significa “No hables”, ya que su nombre verdadero es Guan Moye). Este escritor chino era un
auténtico desconocido para mí hasta que se le otorgó el mencionado galardón. Su
nacionalidad me llamó poderosamente la atención y al leer que en sus obras
hablaba de la sociedad en la que él había crecido, esto es, la china, pensé: “Puede
ser interesante”. Después descubrí que tres de sus creaciones tenían
adaptaciones cinematográficas alguna de las cuales, por lo menos, me sonaban,
como es el caso de Sorgo Rojo.
Para acercarme a él no sabía por cuál de sus títulos
empezar, de modo que leyendo la sinopsis de la contraportada fue esta novela, Grandes pechos, amplias caderas, la que
primero escogí para descubrir al autor.
Las protagonistas son mujeres, en concreto, una madre
Shangguan Lu, y las ocho hijas que da a luz. También lo será su último
descendiente, el único varón que tiene y, por tanto, el único que puede
perpetuar la estirpe.
Los últimos coletazos del feudalismo y la caída de la
dinastía Qing, los años de Mao, la invasión japonesa, la Guerra Civil, la
Revolución Cultural…son episodios políticos que van marcando la vida de esta
mujer y de sus descendientes, en unas situaciones muchas veces surrealistas
pero que no dejan de reflejar la cruda realidad de este país.
Hay crítica, hay ternura, hay amor y hay mucho sentimiento.
Mo juega con la personalidad de cada hija de la que se desprende una historia
distinta que enlaza con cada momento, cada época que va viviendo el pueblo
chino.
El hijo tiene una peculiaridad y es que será lactante hasta la
adolescencia, y esta característica condicionará su vida y su relación con el
cuerpo femenino. Al ser varón, su desarrollo y su forma de vivir cada instante,
será diferente, remarcándose, por tanto, la distancia cultural, social,
política…, que hay entre ambos sexos.
La Casa Solariega de la Felicidad será el escenario
principal de todos los acontecimientos. El toque occidental vendrá de la mano
del pelirrojo Pastor Malory, personaje de especial trascendencia.
Entre sátira e ironía, situaciones absurdas o irreales, se
va esbozando una historia que al final lo que cuenta es la vida de unas
personas que lo que único que hacen es sobrevivir en el entorno que les ha
tocado nacer.
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