Día Europeo de la Música (21 de junio)
En un día como hoy dedicado especialmente a la música he
querido acercarme a una disciplina que en ocasiones he oído mencionar, pero que
no sé con exactitud qué finalidad tiene: la musicoterapia.
Para descubrirla he preguntado a una experta con la intención
de que me lo aclarara y luego pudiera transcribirlo en Clavesdemujer. Ella es Conxa Trallero, doctora en
Ciencias de la Educación, musicoterapeuta y profesora de la Universidad de
Barcelona, y responsable de la web www.musicoterapia-autorrealizadora.net
La experta me indica que esta terapia “consiste en el uso de la música para mantener
y mejorar la salud física, emocional, mental y social de las personas”. Tiene
además múltiples aplicaciones: tanto en el área clínica (intervenciones,
oncología, neonatología, etc.) como en geriatría, salud mental y educación
especial.
Trallero
insiste en que “se considera una terapia complementaria (no alternativa) porque
lo ideal es que el musicoterapeuta trabaje en un equipo multidisciplinar en el
que haya médicos, psicólogos, psiquiatras, logopedas, fisioterapeutas,
trabajadores sociales... con el fin de atender a las necesidades del paciente y
sus problemáticas.”
Y hay
una cosa que me ha llamado la atención, según la especialista, “generalmente, y
en contra de la creencia popular y de los intereses de cierta industria
productora de músicas mal llamadas “terapéuticas”, la musicoterapia NO consiste
en escuchar música sino en crearla. Se estimula al paciente o usuario a que
manifieste sus emociones usando su cuerpo, el ritmo, la voz, el canto y los
instrumentos de percusión sencillos. De esta manera puede entrar en un contexto
no verbal en el que es capaz de encontrar su genuina expresión y la música que le caracteriza, la
que le es propia y particular. La música que va surgiendo espontáneamente en
estas improvisaciones es, por lo tanto, un reflejo de la persona.
En
algunos casos muy puntuales se puede usar música conocida, como por ejemplo con
pacientes en coma o con graves afectaciones que les impidan participar
activamente produciendo sonidos. Se intenta entonces saber qué músicas son
significativas emocionalmente para la persona y el musicoterapeuta se las canta
y/o toca. Siempre que sea posible, se prefiere la intervención musical en
directo a una grabación. En el caso de usar músicas grabadas se deben respetar
las preferencias musicales del paciente y no imponer ninguna música sin saber
las reacciones que le puede producir.”
¿Qué tiene la música que es capaz de generar emociones tan
diversas y dispares en las personas?
Casi nadie es indiferente a la música. Los bebés juegan con
su voz creando pequeñas melodías a los pocos meses; se mueven siguiendo el
ritmo de la música desde que tienen cierto control de su cuerpo... Todos
recordarnos alguna melodía que nos entristece o nos alegra y que podemos
relacionar con algún episodio importante de nuestra vida. La música ha formado
parte del ser humano desde siempre y le ha acompañado en sus actividades, en
las celebraciones y en los rituales colectivos.
La música contiene tres elementos que actúan sobre la
persona.
- El ritmo, que incide en los aspectos fisiológicos (ritmo cardíaco, pulsaciones, presión sanguínea...) relajándolos o activándolos.
- La melodía, que nos impacta emocionalmente infundiéndonos diferentes estados de ánimo.
- La armonía, por último, incluye los anteriores elementos y añade la simultaneidad de sonidos, cosa que requiere de nosotros una doble actividad intelectual de análisis y síntesis.
La música, por lo tanto, contiene en ella misma los
elementos que conectan al ser humano con su cuerpo, su emoción y su mente, lo
cual nos permite reconocer en nosotros e integrar estas partes que muchas veces
tenemos disociadas.
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