Parque El Capricho de Madrid |
Templo de Debod
El templo de Debod, dedicado a los dioses Amón e Isis, fue eregido en el s.II a.c. por el rey Meroe Adijalamani. Solo desde fuera impresiona y es como una pieza que no encaja en el puzzle del resto de las edificaciones de Madrid. Tal vez por eso se torna más exótica y atractiva.
Esta joya arquitectónica de índole religioso fue un regalo concedido a España en 1968. Unos años después, en 1972, después de las labores de traslado y reconstrucción, se abrió al público. Es una singularidad, un trozo de Egipto que exhibe Madrid y que por sus peculiares características resulta único en todo el territorio nacional.
Destacan los relieves en ambas paredes de la capilla de Adijalamani, cuya explicación se ofrece en unos paneles informativos ubicados a ambos lados. El recinto apenas tiene luz, pero un sistema de iluminación automatizado permite observar los detalles más importantes.
En la planta superior, hay otra capilla en la que se exhibe una maqueta que reconstruye la zona donde originariamente estaba el templo, la Baja Nubia, al sur de Egipto. Además, se pueden consultar una serie de elementos multimedia.
Su acceso es gratuito, aunque limitado a un aforo de 60 personas por cuestiones de espacio y conservación.
Fuera, por detrás del edificio, las vistas de la Casa de Campo y el Parque de Atracciones, a lo lejos, muestran otro de los lugares emblemáticos de la capital.
Real Basílica de San Francisco el Grande
Foto esmadrid.com
Lo más llamativo de esta construcción, desde mi punto de vista, es la cúpula que si bien por fuera ya es llamativa debido a su voluminoso tamaño, por dentro muestra sus verdaderas dimensiones: 33 metros de diámetro, convirtiéndola en la tercera cúpula más grande en diámetro del mundo de la cristiandad.
La iglesia muestra en su interior obras de arte de gran valor. Las capillas que la configuran, al igual que la cúpula, contienen obras pictóricas de maestros de la pintura y el claustro alberga una pinacoteca muy interesante. Entre los pintores más conocidos que dejaron su legado en este lugar destacan Goya, Zurbarán o Alonso Cano.
Hay muchas cosas que destacar de esta basílica, pero a mí me llaman espacialmente la atención las obras de mármol de Carrara que se pueden contemplar a lo largo de las distintas dependencias: los púlpitos a ambos lados de la capilla mayor, algún altar de las capillas laterales o las impresionantes figuras de los doce apóstoles que rodean el recinto.
La sillería del presbiterio, en el altar mayor, es también toda una obra de arte. El antiguo convento franciscano sobre el que se asienta esta edificación aún cuenta con monjes de clausura, pero apenas llegan a la decena.
Recomiendo apuntarse a la visita guiada (el precio no varía), ya que además de las interesantes explicaciones se ven varias dependencias del claustro y la sacristía.
He encontrado una página donde hay una información muy exhaustiva de este edificio y su contenido: Viendo Madrid.
El Capricho de la Alameda de Osuna
Impulsado por la duquesa de Osuna, doña María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel, a finales del siglo XVIII, este bello paraje madrileño se sitúa en el distrito de Barajas. Es un rincón para perderse y disfrutar de los distintos estilos paisajísticos y jardines que lo configuran. También posee construcciones emblemáticas como el templete de Baco, el palacio de los duques de Osuna (del que sólo quedan las paredes) o el “abejero”, un pabellón para contemplar las actividades de las abejas, entre otras. Además, hay una ría navegable, un lago, una isla y un embarcadero que se conoce como Casa de Caña.
En su subsuelo se ocultan búnkers construidos durante la Guerra Civil pues el parque se convirtió en cuartel general del Ejército del Centro. Estos pasajes revalorizan la importancia del parque, de hecho actualmente se está pensando en crear un museo en uno de estos subterráneos.
Pasear por El Capricho en primavera es un regalo para los sentidos, pero en otoño también tiene mucho encanto.
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