Subir al Monte Abantos es un regalo para los sentidos. Merece la pena pasear por su cima
(1.753 m.) y disfrutar de las vistas de la Sierra de Guadarrama, el Monasterio
de El Escorial y San Lorenzo de El Escorial. Hay varias formas de acceder. La ruta principal es sencilla y se puede hacer con niños, sin embargo hay otras más
complicadas que requieren un poco más de esfuerzo. Te contamos las distintas
opciones.
Primero, un poco de historia
La cima del Monte
Abantos fue testigo de cómo a los pies de su ladera el deseo de un rey, Felipe
II, se tradujo en la construcción de uno de los edificios más fascinantes de la
historia de España: el Monasterio de El Escorial. En torno a éste se erige a su
vez la población hoy tan conocida por los madrileños y por los turistas que se
acercan a conocer la Comunidad de Madrid: San Lorenzo de El Escorial.
En su vertiente
septentrional, otra de las edificaciones históricas más conocidas de la
Península se asoma entre los pinos y tras los muros de piedra mandados levantar
en su perímetro, en el llamado valle de Cuelgamuros: el Valle de los Caídos.
La ascensión al
Monte Abantos es un deleite para los caminantes y un reto para los ciclistas.
Para los amantes de este deporte el puerto de Malagón, el punto de partida de
ascenso más común, es uno de los puertos de montaña más emblemáticos, ya que además
de ser famoso por su dureza se encuentra dentro del recorrido de la Vuelta
Ciclista a España.
Por último,
mencionar que el Abanto es el nombre que se emplea para designar a distintas
especies de buitres, frecuentes en esta zona de la sierra madrileña.
Ruta desde el Puerto de Malagón
Esta es la más
fácil. Son seis kilómetros ida y vuelta. Para acceder al punto de partida hay
que tomar una pista forestal asfaltada que sale de la carretera M-600 que va
bordeando un área recreativa donde en los días de buen tiempo veremos a muchas
personas comer y pasar una jornada en la naturaleza. En esta pista deberemos
desviarnos hacia donde nos indica Arboreto Luis Ceballos.
Después,
sorteando toda clase de baches de una destartalada carretera, estrecha y
horadada por doquier, habrá que ascender hacia el Puerto de Malagón hasta alcanzar
una pista de tierra que nos deja a una altura de 1.500 metros. Sabremos que
hemos llegado porque hay una valla verde metálica que impide el paso a los
vehículos y además hay carteles que indican la dirección a seguir para subir al
Monte Abantos. Luego sólo resta caminar y llegar hasta arriba. El descenso es
por el mismo sitio.
Rutas Alternativas
Existen otras
opciones para llegar a la cima del Monte Abantos. Siguiendo la misma carretera
sinuosa que nos conduce al Arboreto Luis Ceballos se pueden seguir distintos
caminos que ascienden. Existe uno que parte detrás de un mirador que nos topamos
en mitad de la vía. Lo reconoceremos porque justo en un lateral hay mirador peculiar
delimitado por un vallado de piedra que dibuja un semicírculo. El coche se
puede dejar enfrente de este.
La subida en este
caso es dura porque si bien el camino, todo el rato en zig-zag, es más o menos
ancho al principio y está rodeado por los bellos pinos que caracterizan el
lugar, después se va estrechando y es muy pedregoso. A medida que nos vamos
acercando al objetivo la zona se vuelve más despejada y la vegetación más
escasa, pero merece la pena ir mirando de vez en cuando hacia atrás y a los
lados para deleitarse con las vistas.
La cima
Subiendo por este
último camino aún habremos de andar un poco más hasta llegar la emblemática
cruz metálica del Monte Abantos. Al final, este es el objetivo que se persigue
cuando se asciende al mismo.
Una vez la
alcancemos, solo resta observar, ver el contorno de toda la Sierra de
Guadarrama, sentarnos a sus pies, dejar que el viento nos acaricie la cara y olvidarnos
de todo por unos instantes...
El descenso se ha
de realizar por el mismo sitio, pero si nos desviamos un poco hacia delante, justo
detrás de la cruza metálica, nos acercaremos al valle de Cuelgamuros. Veremos
el muro empedrado que se mandó construir para que los presos que se encargaron
de construir el Valle de los Caídos, no se escaparan. Además, si conseguimos
ponernos en alto, subiéndonos a algunas rocas del camino, hasta podremos ver
cómo asoma la enorme cruz de piedra de este monumental mausoleo.
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