¿Qué es el déficit de naturaleza? ¿Existe o es una invención? ¿A quién afecta: a niños sólo, a adultos o a ambos? El nombre de este problema llama realmente la atención y dicen los expertos que es una consecuencia del tipo de vida actual que se ha desplazado mayoritariamente a las grandes ciudades. ¿Por qué si no ese incremento del turismo rural o de las escapadas de fin de semana a la naturaleza? Tal vez es cierto que en general quienes viven en las urbes tienen ese déficit de naturaleza y necesitan de ésta porque, al fin y al cabo, es algo inherente al ser humano.
¿El déficit de naturaleza afecta tanto a niños como adultos por igual?
En primer lugar hay que precisar que déficit de naturaleza NO es un
trastorno en el sentido convencional. Se trata más bien de una hipótesis, cuyo
objetivo es llamar la atención a padres y educadores sobre la situación de la
infancia hoy. Lejos de Richard Louv, el periodista americano que utilizó el
término por primera vez, la idea de acuñar un nuevo síndrome con el que
diagnosticar y etiquetar a niños y niñas. Ya tienen suficientes. Incluso cada
día es más difícil encontrar un niño "normal" en el sentido de sano y
saludable. Los que no tienen problemas físicos: alergias, miopía, obesidad,
problemas motores...tienen trastornos del aprendizaje: dislalias, dislexias...
o incluso "psíquicos": déficit de atención, hiperactividad,
Trastornos Generales del Desarrollo, bipolaridad, autismo...
Louv pensaba que muchos de estos problemas tienen su origen y podrían
encontrar una solución si pasáramos más tiempo en contacto con una naturaleza
de la que nuestra forma de vida nos ha ido alejando cada vez más. Esta
hipótesis de Louv viene avalada por muchísimos estudios de la Psicología
Ambiental que desde los años 50 está demostrando que muchos problemas
psicológicos desaparecen, mejora mucho nuestro rendimiento mental y nuestro
bienestar y nos recuperamos más rápidamente de las enfermedades físicas cuando
estamos en contacto con la naturaleza (incluso simplemente con tener vistas a
espacios verdes desde las ventanas de los hospitales, o los lugares de trabajo).
Con los niños, la necesidad de naturaleza y sus beneficios también están
probados.
¿Serían los síntomas iguales?
En los adultos se manifiesta de formas muy variadas, por ejemplo con
estrés. En los niños es más grave porque son seres en desarrollo, sus cerebros
y sus sistemas nerviosos son aún inmaduros y por lo tanto son más sensibles y
vulnerables.
¿Por qué se produce? ¿Es un fenómeno de esta época actual?
Porque paulatinamente nos hemos ido alejando de la naturaleza en
nuestras costumbres y nuestra forma de vida. Esto es aún más grave en el caso
de los niños que la necesitan para desarrollarse. Actualmente, más de la mitad
de la población mundial vive en grandes ciudades y los niños pasan más del 76%
del tiempo sentados o acostados en espacios cerrados. Existen estudios que
prueban cómo las condiciones de vida agresivas en las ciudades hipercontaminadas afectan
negativamente a su desarrollo: la polución atmosférica, pero también la
contaminación por ruido.
¿Es cierto que cada vez se están dando más casos?
No hay casos porque como te dije no es un trastorno. Lo que si hay cada
vez más son niños que manifiestan distintos tipos de problemáticas. Por citarte
una: el trastorno por déficit de atención ha aumentado un 300% en los últimos
20 años.
¿Qué consejos nos das para
prevenir el déficit de naturaleza?
Para evitar y especialmente prevenir el déficit de naturaleza tenemos
que cambiar los entornos familiares, escolares y sociales donde viven nuestros
hijos. Hay muchas cosas que podemos hacer a nivel familiar:
- Salir todos los días con cualquier excusa a los espacios verdes que tengamos cercanos (por ejemplo para comer allí o para pasar un rato).
- Cuidar plantas y animales en nuestras casas, implicarnos en la creación de un huerto en el edificio donde vivimos o en nuestro barrio.
- Ser más conscientes de la naturaleza cercana y preferir los momentos de ocio en la naturaleza en lugar de ir siempre al centro comercial.
- Reducir y limitar el consumo en general y el de plásticos y tecnología en particular.
- Pasar más tiempo con nuestros hijos, juntarnos con otras familias y crear un club de naturaleza para organizar salidas.
- Implicarnos en el AMPA de la escuela para conseguir que se creen huertos escolares, que se transformen los patios encementados en lugares de vida con árboles, plantas, tierra, incluso animales.
- Conseguir que la naturaleza se integre como método y lugar de aprendizaje, en general, implicarnos para que disminuyan los niveles de contaminación de nuestras ciudades, para conseguir sacar a los coches de las calles y que los niños puedan volver a jugar en ellas...
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