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Entrevista al escritor Gonzalo Giner: "Me encanta saber que 'La bruma verde' ha tocado el corazón y la conciencia de los más jóvenes"

La última novela de Gonzalo Giner se llama La bruma verde (Ed. Planeta), y obtuvo el XXV Premio de Novela Fernando Lara 2020. Se trata de un thriller de aventuras en el que el autor nos desvela aspectos de la realidad que acontece en la República Demócrata del Congo. Su lectura es amena, entretenida, a la par que muestra aspectos relacionados con la corrupción, la naturaleza y la vida animal que pervive en este rincón de África.Claves de Mujer ha entrevistado al autor quien asegura sentirse encantado por la gran aceptación de su obra entre el público joven "muy sensibilizado por la defensa del medio ambiente, preocupado por el mundo animal y que quiere formar parte de un nuevo ejército, en este caso sin armas, en defensa del planeta."

 

Entrevista a Gonzalo Giner por La Bruma Verde

 

Gonzalo Giner, escritor y veterinario


Gonzalo Giner es veterinario de profesión, pero en el año 2011 consiguió un gran éxito literario con El sanador de caballos (2008). Desde entonces ha publicado otras novelas como El jinete del silencio (2011), en la que nos descubrió los orígenes de la creación de la raza española de caballos durante el siglo XVI. En Pacto de lealtad (2014), el autor narró, por vez primera, la participación de los perros en dos de las guerras más sangrientas del pasado siglo XX, la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. En el año 2017 publicó Las ventanas del cielo, una novela histórica sobre la creación de las vidrieras góticas. 

 

Gonzalo Giner. Foto: Carlos Ruiz

 

'La bruma verde' y África

Recientemente, con La bruma verde ha ganado el Premio de Novela Fernando Lara 2020. En esta ocasión el escenario escogido es África, y el escritor muestra cómo el continente a pesar de ser rico por naturaleza, ha sido despojado de todo y sigue padeciendo la huella colonial y la explotación del mundo occidental. Giner expone esta dicotomía entre el primer y el tercer mundo en su novela, y evidencia las grandes tragedias humanitarias que vive su población y, a su vez, la sencillez con la que encaran el día a día.

Lola, una de las protagonistas del libro, experimenta algo parecido al llamado “síndrome del cooperante”, ese choque cultural que le hace, en realidad, replantearse el sentido de su vida y el desarraigo hacia una civilización con un orden de prioridades que nada tiene que ver con lo verdaderamente importante.

En La bruma verde aparecen a su vez muchos otros temas, como la encomiable labor que realizan los cooperantes, la corrupción del sistema en todos sus estratos, la persecución por los delitos financieros, el trabajo de los científicos en África, las similitudes entre el comportamiento de los primates y los humanos –que en esencia no es tan distinto–, la convivencia entre especies, el mito de la niña salvaje, los amores imposibles y las segundas oportunidades que casi todos necesitamos.

La novela y su trama te enganchan desde el principio hasta el fin. La lectura es amena, sencilla, y si no conoces nada de lo que sucede en esta parte del continente africano, sin duda a través de sus páginas descubrirás detalles que seguramente ni te habías imaginado.

Esto es lo que nos ha contado Gonzalo Giner en la entrevista que ha concedido a Claves de Mujer.

 

República Democrático del Congo
 Rwenzori, cordillera en la frontera entre Uganda y la República Democrática del Congo



¿Qué te llevó a centrar tu nueva historia en África, a darnos a conocer el Congo y la vida de los chimpancés?


Se sumaron tres factores; el efecto que me produjo un viaje a esa África exuberante y tropical, que pude disfrutar hace unos años. Confieso que volví con la necesidad de contar lo que vi allí y sobre todo queriendo hacer algo por esa gente. Además, años después, la lectura de las apasionantes biografías de Jane Goodall y Diane Fossey sembraron mi sensibilidad en el respeto por la vida natural. Y lo definitivo, fue conocer hace dos años a una colega española, Rebeca Atencia, que ha dedicado su vida a los primates y al conservacionismo en el Congo. La bruma verde tiene un poco de esos tres hechos.

Dices que la pretensión de la novela no es de denuncia aunque se habla de temas muy delicados de la realidad que se vive en la República Democrática del Congo, ¿qué te gustaría que sintiera cada lector tras leerla aparte de disfrutar con la trama y la lectura?

Me gustaría hacerle descubrir una realidad muy poco conocida, la africana, y con ello sensibilizarlo para que se pregunte cómo podría ayudar él a cambiar esas cosas, que ni son aceptables ni es justo que las dejemos tal y como están.

¿Por qué lo que ocurre en esta parte de África, que es bastante grave, es menos conocido que lo que sucede en el Amazonas, lugar que parece que siempre se menciona más?

No tengo una respuesta directa a esa pregunta. Después de haberme metido de lleno en el estudio de la situación en un país como la República Democrática del Congo, solo puedo justificar el silencio que le acompaña como una extensión de lo poco que interesa África a los occidentales en general. Sigue siendo un continente a la espera de tener su oportunidad, objeto de oscuros intereses, teñido por la corrupción generalizada y olvidado por todos. Yo solo he querido poner un poco de luz a través de una trama novelesca. Espero que haya servido de algo.

¿Qué es lo que más resaltarías de la labor de los voluntarios que se encuentran en esta parte de mundo?

Sin duda alguna, su valentía y generosidad. Me pregunto de dónde sacan esas virtudes, cuando sé que muchos de ellos trabajan en unas condiciones muy peligrosas, se juegan la vida, cuando visto desde fuera el objetivo de su trabajo es aparentemente pequeño: procurar un poco de salud a su gente, proteger la selva, ahijar crías de primates abandonados, o tratar de llevar un poco de formación donde no hay nada. Para mí son metas maravillosas, y en mi novela son objeto de elogio y reconocimiento. Desde su pequeñez.

Desde tu punto de vista y tras la experiencia de esta novela, ¿qué crees que podría hacer un ciudadano para contribuir a mejorar la situación de este lugar? ¿Y los gobernantes?

Lo primero buscar información, enterarse mejor de lo que está pasando. Lo segundo, concienciarse; las cosas no se están haciendo todo lo bien que deberían y casi siempre en beneficio de un bienestar que disfrutamos los occidentales: por ejemplo, haciendo uso de unos eficacísimos teléfonos cuyos componentes en algunos casos están manchados de sangre e injusticia. Pero también, valorar en los productos que nos comemos si el origen de algunas materias primas, como la soja, provienen de una producción respetuosa con el medio ambiente. Como consumidores podemos tomar decisiones, diría que debemos, que pueden ayudar más de lo que imaginamos. 

 

La bruma verde Gonzalo GinerBonobos del Congo


Hay dos mujeres protagonistas que sobresalen en esta trama, Lola y Bineka. ¿Qué es lo que destacarías de ambas?

De Bineka, su sabiduría natural, nacida del entorno que ha conocido en su corta vida. Pero también su fe; no deja de ser una joven nacida en un lugar sin nombre, sin aparente trascendencia, que se cree capaz de cambiar lo que no funciona y como consecuencia se pone a ello. De Lola, destaco su trasformación. Es el ejemplo de lo que nos podía pasar a cualquier occidental que pisa África y descubre, con sorpresa, los males endémicos que desangran cada día esa tierra, unido a la hermosura de sus paisajes. Lola se siente atrapada, seducida, y finalmente movida a poner todo de su parte por ayudar. Las dos lo harán desde sus propias posibilidades.

La historia se desarrolla de forma amena a través de una trama de thriller, ¿por qué has escogido este trasfondo?

Porque La bruma verde es una gran aventura en el corazón verde del Congo, donde los intereses egoístas de unas corporaciones van a chocar con el noble espíritu de cooperación en algunos de sus personajes, en un conflicto que solo se puede entender bajo un esquema policiaco; no debemos obviar que el Congo es un auténtico paraíso, pero también uno de los lugares más peligrosos de África. La violencia corre en paralelo con la belleza de una tierra que es maravillosa.

De todo lo que descubriste a lo largo de tu investigación para desarrollar la trama de La bruma verde, ¿qué aprendiste que te llamó más la atención?

La filosofía del conservacionismo que defienden algunas instituciones y fundaciones como la de Jane Goodall. Si protegemos a la selva, a la naturaleza, ella nos protegerá a nosotros. Bineka es el ejemplo vivo de ello; es una hija de la selva que verá como ésta la ayuda en los peores momentos de su periplo.

Y en comparación con tus otras novelas públicas ¿qué te ha aportado como persona y como escritor?

Esta novela me está aportando un público diferente, y quiero destacar que muy joven, muy sensibilizado por la defensa del medio ambiente, preocupados por el mundo animal y que quieren formar parte de un nuevo ejército, en este caso sin armas, en defensa del planeta. Los estoy conociendo a través de las redes sociales, en las presentaciones que he ido haciendo o en clubes de lectura. Me encanta saber que La bruma verde les toca el corazón y la conciencia, además de hacerles pasar un agradabilísimo rato de lectura; eso es lo que me dicen.



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