Playa, montaña o ciudad, tú decides.
Ideas para viajar en Septiembre
Playa Lloret de Mar (Gerona)
Ubicada en la provincia de Gerona, en plena Costa Brava, Lloret de Mar se presenta más atractiva, si cabe, fuera de temporada. Sin las aglomeraciones propias de las épocas más cálidas se pueden apreciar mejor las calas y playas que la rodean.
Desde la misma playa de Lloret en dirección contraria al castillo de Sant Joan, eregido en uno de los salientes de la costa y uno de los baluartes de esta población, parte un camino que va bordeando la orilla. Andando por esta vereda, de profusa vegetación, tanta que a veces el mar desaparece de la vista apreciándose sólo el sonido de su oleaje, se pueden descubrir calas y playas de singular belleza.
En este paseo nos toparemos también con el monumento "La dona Marinera", triste mujer que representa a todas aquellas féminas que miran anhelantes el mar esperando la vuelta de sus maridos pescadores.
Además del castillo de Sant Joan que ya he citado, destaca la iglesia de Sant Romá (bonita cúpula colorida) o los famosos Jardines de Santa Clotilde, que sobre un acantilado realzan la espectacularidad del paisaje circundante.
Iglesia de Sant Romá.
Paseo por calas de Lloret de mar.
La dona marinera.
Montaña Valle de Polaciones (Cantabria)
El valle de Polaciones es un rincón de la Cantabria más rural. Se sitúa en la comarca Tudanca-Cabuérniga, y está relativamente cerca de los espectaculares paisajes de la región Saja-Nansa y Alto Campoó. Su peculiar ubicación permite evadirse del ritmo estresante de la ciudad. El verde intenso del paisaje y el silencio contribuyen a esa sensación de estar perdidos en cualquier parte del mundo.
Explorando la zona podemos descubrir parajes entrañables como Lombraña que destaca por su iglesia medieval, sus casonas señoriales y, en general, por su arquitectura popular, predominante en todas las poblaciones circundantes, como por ejemplo Tudanca.
Cerca está Puente Pumar, con su ecomuseo Saja-Nansa, que aconsejo visitar si se quiere conocer al detalle la vida de los oriundos.
En Sejos, al lado de Uznayo, se pueden contemplar vestigios de nuestros antepasados: menhires de la Edad de Bronce con curiosas representaciones grabadas.
También está cerca la bonita cueva de El Soplao.
Panorámica del valle de Saja-Nansa.
Valle de Polaciones.
Tudanca.
Oporto
La mejor manera de conocer esta ciudad portuguesa conocida por los dulces caldos que llevan su nombre, es callejear por cada uno de sus rincones calificados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Lo primero que se aprecia es esa característica casi innata de otras localidades del país vecino, esto es, cierto descuido en las fachadas de los edificios y una dejadez que llama especialmente la atención, y esto que en un principio puede ocasionar cierto rechazo al final acaba otorgándole un peculiar encanto.
En cualquier caso, para mí lo mejor de Oporto es el Ribeira, un barrio que como su nombre indica se asoma a la ribera del Duero, justo al final del río más largo de la Península y que acaba su recorrido en esta región. En este lado, las casas presentan un alegre colorido y las terrazas se muestran apetecibles con el sonido de las gaviotas de fondo y el olor a puerto. Pero desde donde mejor se contempla este espectáculo es desde la otra orilla, en Vila Nova de Gaia, que es donde se encuentran las bodegas, visitables generalmente previa cita. Recomiendo sentarse en algún rincón de este lado, tal vez a la puesta de sol, y contemplar el panorama.
Tampoco hay que dejar de ver la librería Lello e Irmao, un maravilloso edificio neogótico cerca de la Torre de los Clérigos. Su interior fue escogido para grabar algunas escenas de la famosa saga de Harry Potter.
Barrio Ribeira.
Fachada de bodega.
Riberia vista desde Vila Nova de Gaia.
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