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Entrevista con la escritora Luz Gabás: "Lo más bonito es que una historia tan local nacida de mi mente y de mi corazón haya enamorado a tanta gente"

Entre sus responsabilidades políticas y sus responsabilidades literarias, Luz Gabás, alcaldesa de Benasque (Huesca) y autora del bestseller Palmeras en la nieve, ha encontrado un hueco en su apretada agenda para hablar de su exitosa novela con Claves de Mujer. También nos ha contado sus impresiones sobre la adaptación a la gran pantalla del libro que empezará a rodarse en junio de 2014, y que será una realidad bajo la batuta del director de cine Fernando González Molina (Tengo ganas de ti, A tres metros sobre el cielo, Fuga de Cerebros), y protagonizada por Mario Casas. Además, nos adelanta cómo va de avanzada su siguiente novela.

Palmeras en la nieve Luz Gabás

Bajo el marco de varias historias personales destacando un amor prohibido alrededor del cual se desarrolla la trama, Palmeras en la nieve nos descubre una realidad desconocida para gran parte de los españoles: la vida de cientos de emigrantes de nuestro país que partieron a Guinea Ecuatorial, colonia española desde 1778 hasta 1968.

La historia se desarrolla en la isla de Fernando Poo (actualmente Bioko) que formó parte de Guinea Ecuatorial desde 1926 y muestra los contrastes, pero también las similitudes, entre dos lugares tan diferentes como las montañas de Huesca y el territorio exuberante de Bioko.

La experiencia personal vivida por la autora (su padre, abuelos y otros familiares, emigraron a este país) fue clave para contar esta historia que está basada en un hecho real, la de decenas de personas del valle de Benasque que desde finales del siglo XIX se trasladaron a esta región para ganarse el pan. Ella misma nos lo cuenta en primera persona.


Cuentas que la experiencia vivida por tus familiares como emigrantes en Guinea fue uno de los motivos que te llevó a escribir esta novela, pero ¿por qué optaste por hacerlo a través de este recurso literario, con una historia de ficción detrás y una complicada historia de amor?, ¿tal vez era una forma de llegar a más gente o es que siempre habías querido escribir una novela?

A diferencia de los documentales o los libros de historia, la novela permite llegar directamente al corazón por su habilidad en recrear escenarios y diseñar personajes con un punto de idealización y mitificación. Para conseguir transmitir mi emoción por la pérdida y el olvido de una aventura de montañeses en tierras tropicales sólo podía emplear una historia de ficción. Por supuesto que una novela llega a más gente, pero eso se cumple cuando es publicada y funciona bien en términos editoriales. 

Cuando la escribía solo pensaba en dejar una historia para mis hijos que no tendrían la suerte de conocerla directamente de sus protagonistas. Por eso recopilé tanta información, para que se ajustase lo máximo posible a la verdad de los hechos aunque las relaciones entre personajes fueran ficción. Influye también el hecho de que me ha gustado escribir desde pequeña, y una novela era uno de los retos que me había marcado en mi vida.


A menudo estableces similitudes entre la vida de dos lugares tan alejados geográficamente como la antigua colonia española de clima tropical y ese maravilloso Pasolobino entre montañas, y de largos y duros inviernos, ¿has tratado de alguna forma mostrar que aunque haya fronteras de por medio la vida de las personas no ha de ser tan diferente como muchas veces pensamos, al menos en lo básico?

Una lectora me dijo un día que tras leer Palmeras en la Nieve había pensado mucho en esa idea de que en esencia todos tenemos los mismos deseos, miedos y aspiraciones y que veía de manera diferente a todos aquellos que tienen que abandonar su tierra en busca de una vida mejor. Además de conocer a los nativos de la isla de Guinea, en la novela se establece un sutil paralelismo entre los españoles y los nigerianos: aunque sus condiciones eran diferentes, ambos grupos iban a ganar dinero a las plantaciones para sacar a sus familias adelante. Trabajaban, ahorraban, se divertían y formaban una familia siempre con el deseo de volver a casa.

El título de la novela podría ser una forma de reflejar ese contraste y esa similitud, tal vez, ¿no?

Ambas cosas, efectivamente. En un principio pensé en Nieve en las Palmeras, pero me pareció demasiado colonial, los de aquí llegando allí. Por eso lo cambié a Palmeras en la Nieve porque no era tanto la aventura de quienes fueron sino la huella que esa pequeña isla africana llamada entonces Fernando Poo dejó en personas como yo, que crecimos bajo las emotivas narraciones de los protagonistas.

En la obra, tratas de reflejar tanto la vida de los emigrantes españoles en la colonia como la visión de los oriundos, los problemas internos de la región y la posición de estos respecto a la situación colonial, ¿qué es lo que más te llamó la atención a la hora de tratar de ponerte en la piel tanto de unos como de otros?

La parte española me costó menos porque conocía personas de carne y hueso con una personalidad y un contexto vital determinado. Ponerme en la piel de los africanos fue otra historia y muy compleja. Vi documentales, leí artículos de opinión, libros y blogs escritos por ellos y hablé con alguno para comprender cómo habían vivido su propia historia, como colonizados. 

Como yo vivo en un lugar turístico que ha cambiado por la influencia del elemento externo, otra forma de neocolonización, reflexioné mucho sobre los sentimientos de quienes llevan siglos funcionando de una manera ancestral muy vinculada a la tierra y, de pronto, entran en otra dimensión. Siempre se producen tensiones, agravadas sin lugar a dudas en el contexto africano por la imposición, el racismo, la opresión y la desigualdad.

Foto de ATRESplayer


Y, ¿crees que en una novela con temas tan complejos y con un trasfondo histórico es importante ponerse en la piel de todas las partes implicadas? ¿Es recomendable buscar cierta imparcialidad?

En esta yo no veía otra manera porque no quería escribir ni una novela estrictamente colonial ni una novela denuncia de un tema sobre el que falta tanto por estudiar, analizar y reflexionar. No la visualizaba como una novela de buenos y malos sino de diferentes personas con diferentes contextos vitales. Los jóvenes españoles que fueron a trabajar a Guinea iban con la ilusión de ganar dinero en un lugar paradisíaco. Ellos no eran conscientes de la colonización como la analizamos ahora con perspectiva. Simplemente vivían. Y en el lado africano, quienes nacieron como españoles, tuvieron que reescribir y retomar su propia historia.

También tratas distintas historias de amor, aunque hay una que es la principal y la base sobre la que se va desarrollando la narración ¿hasta qué punto consideras que el amor es fundamental en la trayectoria de la vida de las personas?

Es el motor. Cuando escuchas historias de los mayores, cómo alguien acabó viviendo y envejeciendo en uno u otro lugar, hay un factor económico o laboral en las decisiones tomadas, pero siempre hay además una implicación emocional.

El mes de junio del próximo año comienza a rodarse la versión cinematográfica de Palmeras en la nieve ¿pensaste en esta posibilidad en alguna ocasión?

Como me encanta el cine, sí visualizaba alguna escena en plan mítico hollywoodiano con la música erizándome el vello, pero era un sueño. Ahora que la cosa va en serio y va cogiendo forma, creo que se convertirá en realidad. Lo más bonito es que una historia tan local nacida de mi mente y de mi corazón haya enamorado a tanta gente hasta el extremo de que deseen invertir tiempo, energía y dinero en ella.

¿Qué expectativas tienes de la producción cinematográfica?

Mi teoría es que hay películas muchísimo mejores que las novelas en las que se basaron. El cine y la literatura son diferentes magias. Con una imagen, un realizador capta sobradamente mil palabras. Creo que mi historia está en buenas manos. No espero una sucesión de escenas equivalentes una por una a mi novela sino la esencia de Palmeras en la Nieve traducida a otro género.

¿Cómo te imaginas a Mario Casas en el papel de Kilian?

La cuestión es que ahora solo puedo visualizar a Kilian como Mario. El rostro, la sonrisa, el cuerpo y los gestos del actor se han apoderado de mi construcción mental. Creo que lo hará muy bien.

Por último, y por curiosidad, ¿cómo se combina la política y la literatura? ¿Tienes tiempo para todo?

Con dificultad, cansancio y una estricta organización laboral y familiar, sin concesiones a la diversión que ya estoy echando de menos. Hay meses muy complicados y otros más tranquilos, pero esta es una época concreta que pasará. No podría seguir este ritmo hasta la jubilación. Ahora cumplo con los compromisos adquiridos con toda la ilusión que puedo porque la ilusión no me abandona nunca.

Y otra cosa más, la próxima novela, ¿para cuándo?

Está bastante adelantada. Saldrá en primavera. Solo puedo decir que es una gran historia de amor e intriga en un contexto difícil. ¿Te suena? Pues no tiene nada que ver con Palmeras…


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