España esconde verdaderas maravillas naturales que si puedes visitar te
animo a que lo hagas y las descubras. Hay tres parajes naturales
realmente curiosos que no te dejarán indiferente: las Médulas (León), los Órganos de Montoro (Teruel) y los Mallos de Riglos (Huesca).
Constituye un espacio natural declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que se puede disfrutar a través de distintas rutas. Existe la posibilidad de hacerlas por libre o guiadas, andando, en coche, etc., como se prefiera.
Merece también descubrir los pueblos del alrededor que se engloban dentro de la comarca del Maestrazgo: Cantavieja, Mirambel, La Iglesuela del Cid, Pitarque, Villarluengo, etc.
El río Gállego completa este paraje permitiendo disfrutar del entorno desde múltiples dimensiones.
Las Médulas
Las Médulas son unas antiguas minas de oro romanas. Un verdadero espectáculo donde el naranja de los montes configurados por la acción del agua forma un bello contraste con el verde del entorno.Constituye un espacio natural declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que se puede disfrutar a través de distintas rutas. Existe la posibilidad de hacerlas por libre o guiadas, andando, en coche, etc., como se prefiera.
Vista de Las Médulas.
Órganos de Montoro
En Villarluengo, Teruel, existe una bella formación caliza cuyo nombre define a la perfección su orografía: los Órganos de Montoro. Aparecen de pronto en una carretera curvada dentro del Parque Fluvial del río Guadalope donde el paisaje ya es un prolegómeno de lo que nos vamos a encontrar a bocajarro. Rocas puntiagudas calcáreas de más de 200 metros de altura que semejan los tubos de un órgano. Agujas en medio del camino que dejan sin habla a quien las contempla.Merece también descubrir los pueblos del alrededor que se engloban dentro de la comarca del Maestrazgo: Cantavieja, Mirambel, La Iglesuela del Cid, Pitarque, Villarluengo, etc.
Órganos de Montoro, Teruel
Mallos de Riglos
Las formaciones singulares de Riglos (Huesca) no son desconocidas para los amantes de la escalada. Las paredes de estos mallos son objeto de deseo de muchos escaladores que se aventuran a palpar bien de cerca esta maravilla natural fruto de la erosión del viento, el agua, y el paso del tiempo. Hierro y arcilla dan el color tan peculiar a estos dedos rocosos de origen natural. Son nueve los mallos de Riglos, cada uno con su nombre y su peculiaridad.El río Gállego completa este paraje permitiendo disfrutar del entorno desde múltiples dimensiones.
Riglos con sus mallos al fondo. |
Comentarios
Publicar un comentario