La calidad del sueño y lograr dormir mejor es una cuestión que está
sujeta a múltiples factores. La importancia de estos dos elementos pasa
muchas veces desapercibida por la mayoría de la población que
simplemente se limita a quejarse de lo cansada que está sin achacarlo a
la falta de sueño, sino al exceso de actividad. Se tiende a pensar que
durmiendo unas pocas horas se consigue la energía necesaria para el
cuerpo, pero cada ser humano es distinto y hay que conocerse muy bien
para saber qué es realmente lo que necesita cada organismo.
Dormir y descansar
¿Es lo mismo, por ejemplo, dormir que descansar? Según apunta Ángel Durántez, doctor en la Clínica NeoLife, no lo es: “Se puede descansar sin dormir y dormir sin descansar. Dormir es el acto principal para que nuestro organismo consiga descansar a diario, pero también podemos hacerlo despiertos física y mentalmente, tumbados en un sofá, leyendo, escuchando música, etc. De hecho, dormir no garantiza el descanso adecuado, y en estos casos podemos hablar de lo que se considera como 'sueño no reparador'.”
El experto asegura que esta última circunstancia es “alarmantemente frecuente en nuestra sociedad”, y se considera que más de la mitad de la población tiene alguna alteración del sueño que le impide dormir bien. Mientras que la mayoría de la población se preocupa por hacer ejercicio o comer saludablemente, no lo hace por dormir mejor y considera que esta necesidad corporal es "opcional”, algo totalmente erróneo pues “es necesario dormir entre siete y nuevo horas diarias.”
Factores que influyen en la calidad del sueño
Los factores que influyen en la calidad del sueño son varios. El doctor habla de los siguientes:
Factores biofisiológicos: edad, ejercicio, nutrición y estado de salud. La edad influye en la calidad de sueño que suele empeorar con el paso del tiempo. Un ejercicio intenso por la noche puede repercutir negativamente a la hora de dormir mejor, al igual que una cena demasiado copiosa. Por otra parte, la salud física afecta también, los dolores, la nicturia (necesidad de orinar por la noche), algunos medicamentos, etc., inciden directamente en la calidad del sueño.
Factores psicológicos: problemas laborales, familiares, amorosos…
Factores socioculturales: se refieren a los hábitos de vida como ver la televisión en la cama, navegar por Internet antes de acostarse o jugar a la consola, que pueden afectar negativamente a la calidad y cantidad del sueño. También hay otros elementos como la ubicación del dormitorio, la luz que tenga, los ruidos, los cambios de turno en el trabajo…
Dormir mal incide negativamente en la salud, no sólo provoca irritabilidad, disminución de la funcionalidad, cansancio, somonolencia… sino que hacerlo durante menos de seis horas diarias aumenta la morbi-mortalidad, asegura el doctor.
Trastornos del sueño
Existen tipificados más de 80 trastornos del sueño, pero la mayoría de ellos son insominio transitorio, insomnio crónico, síndrome de apnea del sueño o cronodisrupción. Si consideramos que estamos en alguno de estos casos lo recomendable es acudir a un especialista que determine cuál es nuestro problema y cómo abordarlo. El insomnio transitorio se suele tratar con hipnóticos durante un corto periodo de tiempo, mientras que el crónico implica un cambio de hábito en las medidas de higiene del sueño (hora de dormir, cenas ligeras…). Los otros dos casos, requieren de terapias más complejas y duraderas, pero también pueden tratarse.
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