Shopaholic es el término que comúnmente se utiliza para denominar a las
personas que sufren adicción a
las compras. Y es que hay personas que sienten un impulso
irrefrenable por ir de compras, a pesar de que lo que adquieren son siempre
productos que no necesitan.La adicción a las compras, como prácticamente todas
las adicciones, supone un comportamiento compulsivo que, además, se agrava de
forma progresiva.
En general, las compras
compulsivas se inician desde un estado emocional caracterizado por un sentimiento
de tristeza, nerviosismo y/o frustración. Desde este estado, la persona ve en las compras una vía de
escape, una forma rápida y fácil de experimentar, aunque sea por unos pocos
minutos, una sensación de felicidad. Esto lleva a que el shopaholic repita
este patrón de forma constante comprando objetos superfluos, ya que su
satisfacción se encuentra en la misma acción de la compra.
Una vez esfumados
los breves instantes de felicidad producidos por la adquisición del objeto
deseado, vuelta a empezar. La persona necesita realizar una nueva adquisición,
comprar algo nuevo para sentirse bien. De esta forma, el shopaholic entra en un círculo vicioso del que le resulta difícil
salir.
Así, los principales
síntomas de la adicción a las compras son:
- Alto nivel de ansiedad en tiendas o centros comerciales.
- Adquisición de productos o artículos innecesarios.
- Autojustificación de las compras, intentando convencerse de que la adquisición de determinados productos es necesaria cuando, en realidad, no lo es.
- Tendencia a esconder las compras realizadas.
- Conductas antisociales, como aislamiento de familiares y seres queridos por miedo a ser descubierto.
- Insatisfacción personal e, incluso, depresión.
El problema se produce cuando
esta adicción llega a superar la capacidad económica de la persona, ya que la consecuencia más visible
de este tipo de trastorno es que normalmente viene acompañada de apuros
financieros, en los que las deudas y la morosidad crecen al mismo tiempo
que se llenan los armarios. Además, todo ello puede provocar numerosos
problemas de pareja y familiares que pueden desembocar en divorcios y
separaciones que afectan a la unidad familiar.
Este comportamiento lleva al shopaholic a una auténtica pérdida de
control y de libertad. La persona ya no es dueña de sí misma y la adicción
interfiere completamente en su vida cotidiana. Es en estos momentos en los
que es necesaria la ayuda de un
profesional y un tratamiento
psicológico de la adicción a las compras.Una terapia psicológica
adecuada ayudará a la persona adicta a identificar el origen del problema, los
factores que la están manteniendo en la actualidad, y la enseñará
estrategias y recursos que le permitirán superar la adicción de forma
progresiva.
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