Entrevista a Sónsoles Ónega: “Mi novela es un grito para todas las mujeres que si quieren dar un golpe en la mesa, lo den”
La periodista y escritora Sonsoles Ónega, regresa al mundo
editorial con una historia muy femenina y al mismo tiempo muy masculina, pues
lo que trasluce es un aspecto más de la era que vivimos: una realidad social en
la que estamas inmersos todos y en la que tanto hombres como mujeres tienen
mucho que decir y hacer.
Sí, no tiene nada que ver con lo que he hecho anteriormente en el mundo editorial. Realmente ha sido por una necesidad real de saber lo que les estaba pasando a las mujeres como yo, de mi generación. Necesidad real que además percibía cada vez que nos reuníamos más de dos mujeres para ponernos al día. Siempre oía eso de “nos han timado”, y entonces yo reflexionaba: “¡Vamos a ver, no seamos frívolas, ¿nos han timado, sí o no?” Me puse a investigar y me pareció que era un material estupendo para convertirlo en una ficción construida en base a realidades de mujeres.
Por supuesto, yo creo que poco a poco la sociedad está cambiando. Sin embargo, fíjate que por mi “tic periodístico” cuando empecé a investigar todas estas cuestiones, conocidas entre nosotras coloquialmente como “el timo” y que tiene mucha potencia porque lo utilizamos mucho, corroboré que los datos avalan que esto no es así. Las estadísticas demuestran que la mujer sigue siendo el peso sobre el que se sostienen el 90 por ciento de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos, de hecho lo certifican las distintas radiografías estadísticas de las mujeres.
El último Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades aprobado por el Gobierno, un plan bienal (2014-2016), a mí me deja con la boca abierta y los pelos de punta. Las mujeres, trabajen o no, se dedican a las tareas del hogar y de la familia, cuatro horas y siete minutos, esto está publicado en dicha encuesta, y ¿sabes cuánto les dedican los hombres? Una hora y 54 minutos. Esto es así, todavía hay una realidad que no ha cambiado en la sociedad y es contra lo que yo me rebelo, aparte de otros muchos “tics” del sistema. Esas cargas de la familia y del hogar siguen recayendo sobre las mujeres, somos las principales generadoras de bienestar, que como bien sabes es un bien absolutamente intangible, que no se termina de valorar.
Lo que da sentido al libro al final es ese Plan C, yo creo que al final la protagonista se salva de la destrucción construyendo su plan alternativo contra todo y todos. La novela es un grito para todas las mujeres que si quieren dar un golpe en la mesa, lo den. Se trata de elaborar un plan a tu manera: puedes construirlo. Yo no digo que sea fácil y probablemente sea muy complicado, pero sí hay plan C hay que intentarlo.
Un ejemplo muy atractivo me parece Islandia. Es un país donde las mujeres son muy guerreras. En el 75, que aquí estábamos prácticamente acabando con el régimen de Franco, las mujeres de este país se plantaron en una manifestación y paralizaron Islandia. Poco a poco, las mujeres islandesas han ido consiguiendo conquistas reales y prácticas muy interesantes. Destacan sus permisos de maternidad y paternidad que son idénticos para los dos, tres meses para cada uno, lo que te sitúa en la misma casilla de salida para conseguir un puesto de trabajo. Islandia fue el primer país que tuvo la primera presidenta del mundo.
Si, yo no he escrito este libro para disparar contra el mundo y dejar a la mujer indemne de culpa, no. Tenemos un grado de responsabilidad muy importante. Primero, una responsabilidad personal de relativizar ese sentimiento de culpa que parece que sólo nos atenaza a nosotras, que está ahí y que en cierto modo nos encadena, este es un sentimiento más de mujer que de hombre.
El mensaje, que es el de la novela, es que no es obligatorio hacerlo todo, salir a trabajar y tener una familia, pero la que quiera hacerlo, yo la animo a que lo haga. Si de verdad lo desea, tirar la toalla no es una solución, porque merece la pena que estemos, lo creo sinceramente. Hay una frase de MªTeresa Fernámdez de la Vega -la primera mujer que presidió un Consejo de Ministros, en ausencia del presidente Rodríguez Zapatero-, que me encanta, y es la siguiente: “Cada vez que una mujer da un paso, todas avanzamos.” Pues cuantos más pasos demos más avanzaremos, sólo por eso merece la pena.
Nosotras que lo
quisimos todo (Ed.Planeta), muestra el esfuerzo de una heroína anónima,
una de tantas mujeres que persigue sus objetivos profesionales sin renunciar a
su otra vida, la íntima, la personal, la de sus hijos y su marido, en definitiva,
la de su familia, a pesar de que hoy día en España es casi imposible conciliar ambas. Beatriz Quirós Ávarez, la protagonista, ansía lo que
muchas mujeres buscan en el mundo actual, poder compaginar lo familiar y lo
profesional, sin sentirse culpables, pero para ello necesitan herramientas que les ayuden a conseguirlo, y en este sentido la Administración
tiene mucho que aportar ( así de reivindicativa se muestra la escritora).
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Foto de Raquel Molina |
Sonsóles, hija del mediático periodista Fernando Ónega, deja
el tono de sus tres novelas anteriores: Calle
Habana, Donde Dios no estuvo y Encuentro en Bonaval, para sacar su
pluma más humorística, un estilo que predomina en la novela rodeado de un matiz irónico que deja un rictus de alegría en el lector.
La periodista, que actualmente es corresponsal parlamentaria
de Informativos Telecinco, ha conversado
con Claves de Mujer, y en esta cordial charla pudimos comprobar el deje luchador
de esta mujer y sus reclamos reivindicativos, que al final lo que persiguen es
hacer que este mundo sea un poco mejor para todos.
¿Por qué te decidiste
a escribir este libro, teniendo en cuenta que no tiene nada que ver con la
temática de tus otras publicaciones?
Sí, no tiene nada que ver con lo que he hecho anteriormente en el mundo editorial. Realmente ha sido por una necesidad real de saber lo que les estaba pasando a las mujeres como yo, de mi generación. Necesidad real que además percibía cada vez que nos reuníamos más de dos mujeres para ponernos al día. Siempre oía eso de “nos han timado”, y entonces yo reflexionaba: “¡Vamos a ver, no seamos frívolas, ¿nos han timado, sí o no?” Me puse a investigar y me pareció que era un material estupendo para convertirlo en una ficción construida en base a realidades de mujeres.
La protagonista se
desenvuelve en una situación concreta y muestra un caso específico en el que se
va a encontrar cierta reticencia a su desarrollo profesional por parte de su marido, ¿no crees que es un
enfoque un poco radical y que hoy día los hombres apoyan cada vez más a las
mujeres?
Por supuesto, yo creo que poco a poco la sociedad está cambiando. Sin embargo, fíjate que por mi “tic periodístico” cuando empecé a investigar todas estas cuestiones, conocidas entre nosotras coloquialmente como “el timo” y que tiene mucha potencia porque lo utilizamos mucho, corroboré que los datos avalan que esto no es así. Las estadísticas demuestran que la mujer sigue siendo el peso sobre el que se sostienen el 90 por ciento de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos, de hecho lo certifican las distintas radiografías estadísticas de las mujeres.
El último Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades aprobado por el Gobierno, un plan bienal (2014-2016), a mí me deja con la boca abierta y los pelos de punta. Las mujeres, trabajen o no, se dedican a las tareas del hogar y de la familia, cuatro horas y siete minutos, esto está publicado en dicha encuesta, y ¿sabes cuánto les dedican los hombres? Una hora y 54 minutos. Esto es así, todavía hay una realidad que no ha cambiado en la sociedad y es contra lo que yo me rebelo, aparte de otros muchos “tics” del sistema. Esas cargas de la familia y del hogar siguen recayendo sobre las mujeres, somos las principales generadoras de bienestar, que como bien sabes es un bien absolutamente intangible, que no se termina de valorar.
Siempre pensamos que
sólo hay un Plan A o un Plan B, sin embargo, la protagonista no se limita a
estas dos opciones, se le ocurre un tercer plan, el Plan C, qu además tiene mucho que ver con la flexibilidad de las empresas, ¿crees que en este sentido, en el de
la conciliación laboral y familiar, España aún tiene todavía un largo recorrido?
Lo que da sentido al libro al final es ese Plan C, yo creo que al final la protagonista se salva de la destrucción construyendo su plan alternativo contra todo y todos. La novela es un grito para todas las mujeres que si quieren dar un golpe en la mesa, lo den. Se trata de elaborar un plan a tu manera: puedes construirlo. Yo no digo que sea fácil y probablemente sea muy complicado, pero sí hay plan C hay que intentarlo.
En cualquier caso, yo creo que todas esas cosas que nos
facilitarían la vida, la carrera y que nos aliviarían la mochila, se sustentan
en que de una vez por todas exportemos los modelos de países donde están
funcionando otro tipo de jornadas laborales. Esto es algo que yo no escucho en
los discursos políticos, no está encima de la mesa ni en las políticas de
igualdad. No sé si las jornadas
intensivas se pueden exigir por ley, se lo preguntaré a la ministra de empleo, pero
si hay mujeres en núcleos de poder que entienden que parte de nuestro problema
es este, probablemente la sociedad empiece a cambiar porque lo de los horarios
es vital. Si se instalaran las jornadas intensivas de verdad y las mujeres y
los hombres salieran de trabajar entre las 15 y las 17 horas, lo primero que lograríamos, por ejemplo, es que las mujeres con hijos no se pidieran la
reducción de jornada. Es cierto que habrá algunas que la pidan encantadas, pero
hay otras que no les queda más narices y entonces se penaliza su carrera
profesional.
Esta es una de las aristas del timo y no es nada sencillo,
porque no es el timo de la estampita, es muy complicado. Necesitamos alianzas
con todos, hombres y mujeres, las que están en casa, las que no, las que están
peleando por llegar, las que no llegan y te cuentan el porqué no llegan… Esto
todavía no ocurre, no hay un análisis práctico de qué podemos hacer.
¿Qué países modelo en
este sentido del que hablas te has encontrado a lo largo de tu investigación?
Un ejemplo muy atractivo me parece Islandia. Es un país donde las mujeres son muy guerreras. En el 75, que aquí estábamos prácticamente acabando con el régimen de Franco, las mujeres de este país se plantaron en una manifestación y paralizaron Islandia. Poco a poco, las mujeres islandesas han ido consiguiendo conquistas reales y prácticas muy interesantes. Destacan sus permisos de maternidad y paternidad que son idénticos para los dos, tres meses para cada uno, lo que te sitúa en la misma casilla de salida para conseguir un puesto de trabajo. Islandia fue el primer país que tuvo la primera presidenta del mundo.
En Bélgica, por ejemplo se tiene regulada la ayuda en casa del servicio
doméstico, de forma que es sencillo acceder a esta red colaborativa, algo que
en nuestro país no existe. En todos esos países del norte de Europa se sale
pronto de trabajar. Es otra forma de ver y entender el mundo. También estamos
en una sociedad muy noctámbula. Convendría que se adelantaran los prime time de las televisiones, aunque
ese es otro discurso, pero hay muchas cosas que todavía se pueden hacer.
Otra cosa que
planteas en la novela es que a veces
entre las mujeres mismas nos ponemos zancadillas. Aquí, en España, la mujer
también debería hacerse una autocrítica, ¿no crees?
Si, yo no he escrito este libro para disparar contra el mundo y dejar a la mujer indemne de culpa, no. Tenemos un grado de responsabilidad muy importante. Primero, una responsabilidad personal de relativizar ese sentimiento de culpa que parece que sólo nos atenaza a nosotras, que está ahí y que en cierto modo nos encadena, este es un sentimiento más de mujer que de hombre.
La mujer tampoco debe criminalizar a otra mujer que ha
decidido un plan para ella, porque que a veces lo hacemos. Un día estás en la
puerta del colegio y de pronto una mamá te pregunta: “¿Y tus hijos con quién
están por las tardes, porque te veo en el informativo de las 9?" Entonces, bueno
yo he delegado el cuidado de mis hijos determinados días a la semana, pero eso
no significa que haya delegado su educación, ni por supuesto mi
amor. En estos puntos las mujeres tenemos que ser más respetuosas con nosotras
mismas, porque a los hombres no les ocurre. Es decir, un hombre que trabaja a
destajo, que llega tarde a casa, que está siempre liado, es un triunfador; en
cambio, a una mujer que trabaja a destajo, que llega tarde, etc., la pueden decir: “Anda
que a ti no te pilla un terremoto, que tú nunca estás”, y eso me parece muy
injusto y nosotras tenemos que corregirlo.
Por último, algún
consejo que quieras aportar a estas mujeres que se ven desbordadas por el
trabajo, la familia…
El mensaje, que es el de la novela, es que no es obligatorio hacerlo todo, salir a trabajar y tener una familia, pero la que quiera hacerlo, yo la animo a que lo haga. Si de verdad lo desea, tirar la toalla no es una solución, porque merece la pena que estemos, lo creo sinceramente. Hay una frase de MªTeresa Fernámdez de la Vega -la primera mujer que presidió un Consejo de Ministros, en ausencia del presidente Rodríguez Zapatero-, que me encanta, y es la siguiente: “Cada vez que una mujer da un paso, todas avanzamos.” Pues cuantos más pasos demos más avanzaremos, sólo por eso merece la pena.
Sí, muy bueno el artículo, muchas gracias. Entre las propias mujeres es donde más zancadillas se encuentran para empezar...luego están las que suelen poner las mujeres que han llegado a altos puestos que parecen ser las más severas con las que están intentando llegar.. si no se rompe esto de ver una competencia en la compañera, en vez de una fuerza a la que unirse, no se llega a nada.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo Fancylooks. Cuanto más nos apoyemos todos, hombres y mujeres, más cosas conseguiremos.
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