En mayor o menor medida todos buscamos fórmulas para ser más felices en nuestro día a día. La actitud que adoptemos ante las cosas que nos
suceden es muy importante, sin embargo esta suele verse condicionada por ese
lastre educacional y vivencial que vamos acumulando desde que nacemos. Marisa
Navarro, doctora en medicina y psicoterapeuta, nos ofrece una serie de
alternativas en su último libro El efecto
tarta (Ed. Libros Cúpula), para aprender a pensar en positivo.
Cómo pensar en positivo
Cómo pensar en positivo
El título de la obra ya nos da una pista de lo que pretende
transmitirnos esta autora y es que “comamos el primer trozo de tarta”, es
decir, que practiquemos el egoísmo positivo, porque si nos cuidamos, al final
estaremos mejor no sólo con nosotros mismos sino en general con los demás y
todo lo que nos rodea. “Sólo así podremos ofrecer nuestra mejor versión”.
Primero cogemos el trozo de tarta y después repartimos, pasamos a la acción.
La autora da la vuelta a la tortilla y nos propone disfrutar
de la vida alejando esos pensamientos dañinos que nos asolan. Propone cambiar
de forma de ver las cosas, por eso nos dice que transformemos la típica frase
de “piensa mal y acertarás”, por “piensa bien y te sentirás mejor”; o “pienso
luego éxito”, por “hago, luego existo y me encuentro bien”. De nada sirve
quedarse paralizado en el pensamiento, “hay que pasar a la acción, porque es lo
que genera emoción".
Navarro nos ofrece una serie de pautas para degustar primero
la tarta y pensar en positivo, porque de este modo lograremos conseguir muchas
más cosas y que nuestra vida sea más llevadera:
1. El ejercicio te hace más feliz
Según la autora si estás triste o desanimado con solo media
hora de ejercicio, independientemente de cuál sea, el que más te guste, el
estado anímico cambia. “El ejercicio tiene la capacidad de relativizar las
emociones negativas, y después de bailar o correr puede que estés enfadado,
pero ya no tanto".
Hay una explicación científica para todo esto, tal y como
explica la psicoterapeuta, y es que al movernos se generan unas sustancias en
el cerebro llamadas factores neurotróficos. Estos contribuyen a la
supervivencia de las neuronas y ayudan a la creación de otras nuevas. También
impulsan las nuevas conexiones neuronales que se producen durante el aprendizaje
y que son necesarias para cualquier actividad cerebral.
En definitiva, estos factores nos protegen de la
degeneración neuronal relacionada con la edad o el Alzheimer. Y, a su vez, son
muy importantes en la regulación de las emociones, ya que dificultan el
desarrollo de trastornos de ansiedad o depresivos.
2. Llenar la mochila de pensamientos positivos
Es muy difícil vaciar la mochila de todo lo que hemos ido
introduciendo en ella, pero sí la podemos ir cargando con pensamientos
positivos. De hecho, la escritora nos aconseja que éste debería ser nuestro
objetivo en la vida, llenar la mochila de emociones y sentimientos que nos
convengan, porque además estos no pesan.
Las emociones no se pueden cambiar, pero sí los pensamientos
y consecuentemente nuestros sentimientos.
3. Hacernos las preguntas adecuadas
Esto es fundamental. La doctora nos indica que si sabemos
hacernos las preguntas que nos convienen en cada momento de la vida, “éstas son
capaces de abrir una gran ventana a la creatividad y a encontrar herramientas y
recursos no imaginados”.
Hay dos preguntas genéricas que nos pueden ayudar mucho:
- ¿Qué es lo que de verdad quiero?
- ¿Hacia dónde deseo ir en este aspecto de mi vida?
Se trata de que al hacernos las preguntas correctas nos
vamos a ir situando en el camino y probablemente nos encontremos con posibles
soluciones a los conflictos y la mente se abra a nuevas ideas o posibilidades.
“Hacernos preguntas que nos convienen traerá a nuestra vida
sentimientos que sanan".
4. Sin discutir
Ceder es una herramienta maravillosa que deberíamos usar en
numerosas ocasiones, nos dice la autora. Las discusiones generalmente no llevan
a acercar posturas, no conseguiremos nada la mayoría de las veces. Dialogar es
mejor, hay que saber escuchar al otro.
“No discutir es verdadera medicina emocional, y evitar
discusiones inútiles y aprender a dialogar es fantástico para crear
sentimientos que sanan".
5. Yo sí puedo
Marisa Navarro nos propone ejercitar la fuerza de voluntad,
la autodisciplina, pues de este modo es más fácil lograr éxitos en la vida.
Incluso más que poseer un alto coeficiente intelectual.
Hay que elegir siempre en función de las prioridades
personales porque así será más fácil trabajar esa fuerza de voluntad. Es
necesario convivir con los deseos pero sin querer satisfacerlos de forma
inmediata.
6. Comer bien
Se trata no sólo de mantener una alimentación sana. Es
crucial que cuidemos esta necesidad que realmente ha de ser un acto de amor
hacia uno mismo. Hemos de tener conciencia de la importancia de la comida en
nuestro organismo.
Hay que escuchar al cuerpo y si consideramos que algo nos
hace mal no deberíamos ingerirlo. Cuidar las digestiones en todo el proceso
auténtica “medicina emocional”.
7. Haz lo que tengas que hacer
Normalmente “hacer lo que tienes que hacer suele coincidir
con lo que te conviene hacer".
Puedes revisar tu forma de vida y ver lo que quieras
cambiar, pero porque realmente quieras y no porque deberías. No hay que
imponerse lo que queremos con los debería, porque si lo haces generarás
conflicto.
“Elegir la forma de vida que te gustaría vivir y alejarla de
los debería es verdadera medicina emocional”.
8. Compartir es importante
Es mejor compartir y no competir, porque así se crean
“verdaderos sentimientos que sanan”. En opinión de la autora hacer cosas junto
a otros es mucho mejor en todos los sentidos porque pensamos, sentimos y realizamos
cosas mejores.
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