El "japonismo" es mucho más que el manga o
el anime. Es conocer una forma de vida que a lo largo de la historia ha tenido
cierto embrujo sobre muchos occidentales, cuya manera de interpretar las cosas
difiere en gran cantidad de elementos, respecto a lo que realmente significa esta cultura proveniente de Japón. Recientemente se han publicado dos libros que aclaran muchos aspectos de esta filosofía de vida.
'Japonismo': dar sentido a nuestra vida
Las culturas orientales tienen algo mágico, algo embaucador
que provoca corrientes inevitables de seguidores que en algún momento de sus
vidas se sienten atraídas por este mundo que engloba toda una filosofía de
vida. Tanto es así que a finales del siglo XIX surgió un término para todos
aquellos que sintieron esta atracción: el japonismo, y que todavía hoy perdura.
En un principio, el japonismo hacía referencia a ese interés
de los occidentales por el arte, la cultura y el diseño japonés. Con el paso
del tiempo esa curiosidad no ha decrecido y de hecho se ha extendido a otros
ámbitos como la música, el cine, la gastronomía o el arte.
Este término es precisamente
el escogido para el título del libro que ha publicado Erin Niimi
Longhurst, escritora y bloguera anglo-japonesa, con la editorial Libros Cúpula.
La intención de esta obra es acercarnos a la parte más espiritual del país
nipón, por ello la autora ha tratado de sintetizar la esencia de las
tradiciones y cultura de Japón para conseguir el camino hacia una vida con más
plenitud, con más calma y reflexión y, por ende, más feliz.
Japonismo. El arte de
alcanzar una vida plena, nos habla
de encontrar nuestro “ikigai”, que es encontrar aquello que da sentido a
nuestra vida y que evidentemente se descubre poco a poco, con el tiempo, con
las experiencias vividas.
“Hallar nuestro ikigai puede ayudarnos a alcanzar la
plenitud porque aumenta la concentración. Gracias al ikigai, las
distracciones y los malestares de las pequeñas frustraciones que la vida diaria
nos pone en el camino pasarán a un segundo plano, ya que el ikigai saca
a relucir lo más importante y, al hacerlo, nos ayuda a seguir adelante. Nos
vuelve más productivos con nuestro tiempo, ya que prestamos atención a los
aspectos más importantes de la vida, ya sea construir un hogar, pasar tiempo
con la familia o alcanzar nuestros objetivos profesionales”.
Shirin Yoku. El arte japonés de los baños: la importancia de la naturaleza
Otros de los aspectos que se resaltan en esta novelaes la importancia
que tiene la naturaleza en nuestra vida. De hecho, en el libro se habla de los “baños
de bosque” o shinrin-yoku, término
que acuñó el ministro de Agricultura en los años 80 para referirse a la
práctica de reponerse sumergiéndote en la naturaleza, aunque otras
informaciones indican que fue acuñado previamente por técnicos de la Agencia
Forestal de Japón. Sin embargo, su aparición se vincula a esa década por la
crisis económica que se produjo y que llevó a numerosos japoneses al suicidio y
al consumo de ansiolíticos, según cuentan
Hector García y Francesc Miralles en su ensayo Shirin Yoku. El arte japonés de los baños (Ed. Planeta), otra
lectura recomendada para adentrarse en el japonismo.
En definitiva, estos baños describen lo vital que es estar
rodeados de verde, algo que ha sido avalado por numerosos estudios científicos,
y parece que esta práctica tiene un
beneficio terapéutico real. Los “baños de bosque” elevan el estado de ánimo y
desactivan el estrés y la ansiedad, a la vez que promueven cambios muy
positivos en todas las áreas de nuestra existencia, explican García y Miralles.
Una tendencia que cada vez es más seguida en Europa.
El shinrin-yoku se basa en unos principios básicos, tal y como narra Erin Niimi
Longhurst, en su obra:
- Desconexión de cualquier tecnología, especialmente de los móviles.
- Caminar sin rumbo fijo y definido. Fuera los mapas, lo que prima es la improvisación.
- Disfrutar del entorno, de la naturaleza, de los árboles, de las plantas que constituyen el paisaje.
- Búsqueda del silencio. Si vamos acompañados habrá que hallar un momento para permanecer sin hablar e interiorizar lo necesario que es en muchas ocasiones el silencio.
- Descansar mentalmente, es decir, hay que dejar los problemas en casa y tratar de olvidarse de ellos porque con este momento buscamos aclarar nuestras ideas.
- A lo largo de este contacto con la naturaleza podemos parar cinco, diez minutos, lo que nos haga falta, porque no se trata de hacer deporte si no de estar un rato tranquilos.
Kintsugi o el arte de reparar cerámica
Otro de los temas que se abordan en Japonismo es el kintsugi o el arte de
reparar cerámica con esmalte dorado. Cuando las piezas se hace añicos se pueden
reconstruir con este elemento volviéndolas incluso más bellas a cómo eran en su
estado original.
Realmente el kintsugi es una metáfora que nos invita a reflexionar y
que nos puede ayudar en los momentos más duros. ”Igual
que lo amargo hace que lo dulce sea más dulce, las dificultades con las que nos
encontramos -la pérdida, las traiciones, los corazones rotos, las decepciones-,
son parte de nuestra historia y de nuestra identidad. Y en lugar de esconder
las cicatrices que nos dejan, el kintsugi nos invita a apreciarlas,
tanto a ellas como a la forma en que nos definen. Porque nada en esta vida se
rompe de verdad, por mucho que nos duela en el momento. Ser capaces de hallar
la felicidad y la belleza en las imperfecciones y apreciarlas es lo que hace
del kintsugi algo tan importante”.
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