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De paseo por la hoz del río Dulce a su paso por Pelegrina

Desde el primer momento en el que hice la ruta por el barranco de la hoz del río Dulce (Pelegrina, Guadalajara), me enamoré de este lugar. No sé qué tiene, tal vez la tranquilidad que le confiere el río a su paso por los riscos o las formas rocosas que se alzan de forma alternante a los márgenes de su cauce. Es para mí un rincón para pasear con calma, para vivirlo, disfrutarlo y sentirlo, sin pensar en nada más que en la naturaleza circundante y en lo que te puede proporcionar un paisaje a la par tan sencillo como embriagador. Quizá fuera esto lo que enamorara a Félix Rodríguez de la Fuente pues es en este paraje donde rodó algunos de sus episodios (más de 80 capítulos) de El hombre y la Tierra. 

 Hoz del río Dulce

 

Sí, la hoz de Pelegrina o el cañón del río Dulce fue uno de los paisajes escogidos por Félix Rodríguez de la Fuente para crear reservas de animales. Aquí, tras su cuidado y adiestramiento, pasaban a ser los protagonistas de sus documentales.

En el campamento que instaló en esta zona crio y adiestró varios ejemplares de lobo. Entre ellos, destacan dos lobeznos, Sibila y Remo, que se quedaron huérfanos tras una cacería. Según se explica en un panel explicativo a lo largo de la ruta, gracias a sus documentales consiguió cambiar la visión de la sociedad de temor y rechazo hacia el lobo, por el reconocimiento a su espacio dentro de una diversidad necesaria. Tal y como se indica en el cartel,  en la década de los setenta se produjo una importante persecución al lobo y este hecho hacía temer que se extinguiera en gran parte del territorio nacional debido a la merma de ejemplares.

Río Dulce

El camino

La senda comienza en Pelegrina, una pedanía que pertenece a Sigüenza que alberga las ruinas de una castillo (es lo primero que se ve desde lejos, pues se sitúa sobre una loma salientes), una iglesia románica y unas empinadas calles características de los pueblos construidos sobre un cerro.

El camino no es muy largo si nos quedamos a los pies de la cascada del Gollorio, pues son apenas 3,7 kilómetros (solo ida). Ahora bien, si intentamos subir para ver el salto de agua, este se prolonga hasta algo más de 5,7 kilómetros. No obstante, cabe matizar que este último tramo no está habilitado y es peligroso transitar por él.

 

 Hoz río Dulce


 A lo largo del camino se escucha el río en su transcurrir sereno y hay momentos en que la margen se amplía de modo que podemos sentarnos a comer algo a su frente o simplemente a descansar.

Las rocas a un lado del camino se elevan en formas caprichosas dando lugar a figuras pétreas que contrastan con el verde que rodea a la corriente acuosa, justo a su frente. Es aquí cuando la imaginación puede volar y considerar que esas paredes naturales son en realidad las ruinas de edificaciones pertenecientes a civilizaciones ancestrales, o simplemente los restos de animales fosilizados de hace miles y miles de años. Solo hay que disfrutar de la senda, respirar y dejarse llevar por el ambiente que nos rodea. 

 


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