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Entrevista a la escritora Katie Kitamura: "Las novelas son formas estupendas de aprender y de conocer el mundo, no son solo historias"

Sencilla, reflexiva, modesta y clara, así es la escritora estadounidense Katie Kitamura. La autora ha estado unos días en Madrid para presentar su última novela: Intimidades (Ed. Sexto Piso), y pude acercarme al hotel donde se hospedaba para conversar con ella. Hablamos sobre la atrayente historia que presenta en este nuevo libro y que cuenta cómo una mujer, una intérprete, trata de encontrar su sitio en una ciudad desconocida. La trama avanza narrada en primera persona bajo el propio prisma de la protagonista, con unas reflexiones y una visión de cada situación muy realista, a la par que fluyen relaciones de amistad, amorosas y laborales, compartiendo así diferentes 'intimidades".

Entrevista a Katie Kitamura por Intimidades en Madrid

 

 Katie Kitamura nació en Sacramento (California) en 1979, pero pasó su infancia entre Japón y Estados Unidos. Ha escrito tres novelas con anterioridad, de las cuales dos, En el bosque (Sexto Piso, 2013) y Una separación (Literatura Random House, 2018), se han traducido al castellano. En total su obra está disponible en más de 20 lenguas. La última, Intimidades, fue catalogada por The New York Times como uno de los cinco mejores libros de ficción de 2021 y fue finalista de los premios National Book Award, PEN/Faulkner Award y Joyce Carol Oates Prize. Además, ha trabajado como consultora creativa y ha escrito para distintos medios de comunicación.

La escritora, que solo había estado en una ocasión anterior en Madrid cuando era una adolescente tal y como me comentó, recibió a Claves de Mujer en un hotel de la madrileña calle de Gran Vía. Este fue el escenario escogido para recibir a los periodistas de distintos medios de comunicación que queríamos entrevistarla. A lo largo de nuestra conversación descubrí a una mujer cercana, agradable y que sabe escuchar. Tal vez por eso fue que la charla llegó a ser muy intensa en algunos momentos y derivó en varios temas no solo relacionados con la propia novela en sí, también sobre la vida misma y del ámbito de la literatura. Estas fueron sus reflexiones.

En este libro la protagonista vuelve a ser una mujer como en 'Una separación', a diferencia de tus dos primeras novelas. ¿Te resulta más fácil ponerte en la piel de personajes femeninos?


Sí, es una pregunta muy interesante porque durante mucho tiempo me resultó muy difícil escribir sobre personajes femeninos. Mi primera y segunda novela tienen sobre todo personajes masculinos y la gente me decía que le sorprendía que escribiera tan bien en la piel de ellos. Sin embargo, no me resultó tan difícil porque el ambiente donde yo me crie estaba lleno de libros en los que los protagonistas eran hombres y también estaban destinados a este público, todo muy masculino. Por ello y hasta cierto punto, sabía que escribir personajes femeninos suponía un reto mayor para mí. Pero al final, una vez encontré el registro que me interesaba, que tiene menos que ver con la autoridad y la certeza y mucho más con la incertidumbre, fue como si algo se abriera ante mí y desde entonces me resulta incluso más difícil escribir desde la perspectiva masculina. 

Yo estoy familiarizada con las amistades entre las mujeres y me parece un tema fantástico para las novelas.

La principal amistad de la protagonista es una mujer (Jana) y luego intenta iniciar otra amistad con la hermana (Eline) del librero (Anton), ¿el hecho de que las amistades principales sean mujeres ha tenido alguna intención?

Bueno, yo estoy familiarizada con las amistades entre las mujeres y me parece un tema fantástico para las novelas. Por ejemplo, las obras de Elena Ferrante versan mucho sobre estas y creo que es una temática muy rica y, en particular, las amistades femeninas, porque son muy diferentes de las que mantienen los hombres. Esto es algo que me interesa a la hora de escribir, además hablar de cómo las amistades cambian a lo largo del tiempo, y la manera en la que se adaptan según las experiencias o las personas. Sí, a mí me resulta algo muy interesante.

De hecho, cuando hice el primer borrador pensé que realmente las amistades femeninas eran más importantes que la relación de amor que aparecía, pero a medida que pasaba el tiempo y revisaba lo escrito, sentí que al lector le iba a interesar más la historia romántica. Aunque desde mi perspectiva personal la relación con Adriaan tiene el mismo peso que la que mantiene con las otras mujeres.

Entrevista a la escritora Katie Kitamura

Precisamente, en paralelo, hay varios tipos de relaciones amorosas como la de la protagonista con Adriaan, la de este con su esposa, la del librero con su amante… ¿Cómo te resultó hablar de ellas?

Anton es mi personaje favorito de la novela, de hecho fue muy divertido escribir sobre él, y creo que la escena del restaurante fue la que más me divirtió. Es más, desarrollé unas 50 páginas más solo sobre él. Es algo que yo nunca hago, nunca realizo historias paralelas, pero en este caso llegué a escribir 50 páginas sobre su historia y la relación con su hermana. Cuando terminé el primer borrador de la novela lo compartí con mi marido, que también es novelista, y la frase que usó fue esta: “Te enamoraste de este personaje y dejaste que se llevara toda la novela, tienes que quitar páginas sobre él”. Así que las suprimí. Aun así, todavía resuena esa vibración por el personaje de Anton. 

En ocasiones, a los escritores nos sucede esa sensación de enamorarnos de un personaje y yo misma al leer un libro percibo cuándo un escritor disfruta con un personaje.

En ocasiones, a los escritores nos sucede esa sensación de enamorarnos de un personaje y yo misma al leer un libro percibo cuándo un escritor disfruta con un personaje. Por el contrario, la historia de Adriaan fue muy difícil porque limitaba el avance no solo de él sino del resto de los personajes. La tensión que aparece en la novela en esta relación amorosa radica en cosas que la propia protagonista no sabe. Por todo ello, cuando volvía a Anton me resultaba como un alivio porque podía escribir de él de una forma muy directa.

A lo largo de la novela surgen otras “intimidades”, que derivan en intimidación e incluso situaciones de acoso, ¿cómo estableciste ese vínculo?

Creo que la intimidad se basa en la vulnerabilidad y creo que esta y la exposición siempre establece la posibilidad de que se produzca cierta violencia. En mi opinión, esta amenaza siempre rodea una relación, esa exposición, cuando te abres está esa opción de que se produzca algún tipo de violencia. Pero, sin duda, en la novela hay mucho acoso e intimidación sexual y hay un solapamiento en la violencia, en la intimidad y en la vulnerabilidad, y en cierto modo todo va vinculado. Esta es una de las razones por las que en la novela, la seducción constituye una forma de violencia, la manera en la que por ejemplo el abogado o el ex Jefe de Estado usan a la protagonista, van de la mano de esa intimidad y es donde se trasluce igualmente ciertas formas de violencia. 

Escritora Katie Kitamura

 La dedicatoria del libro es: For Teresa, a pleasure to meet yo in Madrid, with much gratiture for our conversation. Para Teresa, un placer conocerte en Madrid, con mucha gratitud por nuestra conversación.

Los intérpretes, traductores, escritores e incluso periodistas, que también hablas de ellos en la novela, ¿qué tienen en común para ti? Deben usar el lenguaje correctamente para transmitir lo que otros piensan…

Me interesan mucho las personas que hablan en nombre de otras. En Una separación, la protagonista es traductora, en Intimidades, es una intérprete, y en la novela que estoy escribiendo ahora mismo, es una actriz. Son todos personajes que usan las palabras de otras personas, que habitan en mayor o menor grado en la psique de otros individuos y que de alguna forma interpretan. Realmente es el tema que más me interesa y sobre el que escribo en mis novelas. En cierta forma no busco tanto pensar en mí como una autora o escritora, digamos que no me siento cómoda para ser “autora de autoridad”. Por ejemplo, en Una separación el marido es el escritor pero la narradora es una traductora…Y yo no sé si esto es algo que tiene que ver con los personajes femeninos que históricamente no les han dado estos papeles de poder, de autoridad, pero yo no me veo a mí misma escribiendo una novela en la que el personaje principal sea un escritor, me siento más a gusto en personajes que hacen de mediadores, es decir, los que median en experiencias o narrativas. Y esto es algo muy particular en mí y en mi relación personal con el hecho de ser escritora. 

Me llevó mucho tiempo poder llamarme a mí misma escritora, me resulta muy raro y me causa mucha ansiedad hablar de ello, por eso me interesan más figuras intermedias o mediadoras.
Me llevó mucho tiempo poder llamarme a mí misma escritora, me resulta muy raro y me causa mucha ansiedad hablar de ello delante de otras personas, por eso me interesan más figuras intermedias o mediadoras, pero sin duda la interpretación activa está muy cerca de la escritura activa. Es todo similar y también la actuación, la interpretación de actores es una metáfora útil para el acto de escribir. Me permite pensar sobre el significado de escribir, el papel de la ficción a través de estos personajes.

Cuando comienzas una novela, ¿piensas a qué público quieres dirigirte?

La escritura es uno de esos pocos lugares en mi vida en los que me siento plenamente libre y creo que se debe a que en las fases iniciales no pienso en los lectores. A la hora de escribir un libro, el 70% lo escribo para mí. Y luego empiezo a plantearme si lo que he escrito quedará claro y es cuando pienso sobre la experiencia de la lectura, pero en la fase inicial no sabría cómo escribir si tuviera en cuenta al lector. Sería muy difícil.

Me resulta muy complicado predecir a quién le va a gustar un nuevo libro y parto del supuesto de que nadie lo va a leer. Sí que siento que las mujeres leen más y a veces cuando tengo a hombres que vienen a que les firme un ejemplar, me dicen que es para su novia o mujer. Pero no pienso necesariamente en el público. Considero que los libros también existen porque se crea una especie de relación entre lector y escritor. Digamos que lo dejas ir, entiendes que el libro existe y que es diferente en función de cada lector. Esto es parte de la escritura y uno lo acepta al final. 

La escritura es uno de esos pocos lugares en mi vida en los que me siento plenamente libre y creo que se debe a que en las fases iniciales no pienso en los lectores.
¿Por qué crees que las mujeres leen más en general?

No lo sé, tal vez sea algo histórico… El estereotipo en Estados Unidos es que los hombres leen más no ficción y que están más interesados en biografías. Es cierto, que hay más lectoras en general y que a estas les gusta más la ficción, pero no sabría decirte por qué. Lo que sí pienso es que las novelas constituyen una opción fantástica de aprender sobre el mundo y si un lector considera que aprende más a través de la no ficción que de la ficción, yo le diría que no es así. Es más, históricamente nos basamos en trabajos de ficción para entender cómo era el mundo en un momento y lugar específico, más que en una obra de no ficción. Creo que las novelas son formas estupendas de aprender y de conocer el mundo, no son solo historias.

¿Hay alguna fórmula para triunfar en el mundo editorial?

Es algo muy misterioso, un enigma. No entiendo por qué algunas novelas encuentran muchos lectores y otras no. Cuando este libro salió en Estados Unidos, muchos de mis amigos estaban publicando en ese mismo momento y yo tenía la impresión de que sus textos eran fantásticos, pero no encontraron tanta acogida inmediatamente. Igualmente creo que la vida de un libro es muy larga y que surgen oportunidades para que los libros encuentren a sus lectores, sin embargo estas no siempre ocurren durante el primer año, puede ser que suceda varios años después.

Por otro lado, considero que internacionalmente depende mucho de los traductores y creo que la calidad de la traducción, la voz de la persona que traduce, es vital. Existen muchos matices que el traductor debe considerar para que el libro resulte accesible en otro idioma, por lo que en cierto se trata de una cuestión relacionada con las propias destrezas del traductor, que para mí son fundamentales. De hecho, a menudo tengo la sensación de que si uno de mis libros no ha encontrado un grupo de lectores en otro país, esto se debe en gran parte a la calidad de la traducción, pero en la misma medida que puede ocurrir con el libro original.

'Intimidades'

Intimidades portada del libro de Katie Kitamura

Sinopsis

Una joven se muda de Nueva York a La Haya para empezar a trabajar como intérprete en el Tribunal Penal Internacional. La plenitud que le procura su nueva vida –una estimulante red de conocidos y amigos, un buen empleo, una incipiente historia de amor– le hace sentir que tal vez ha encontrado, como anhelaba, un lugar al que llamar hogar. Sin embargo, ese bienestar pronto comienza a resquebrajarse. Adriaan, su amante, abandona unos días la ciudad para reunirse con su esposa y concluir los trámites del divorcio, y repentinamente deja de contestar sus llamadas. A la vez, la protagonista recibe el encargo de traducir durante un juicio a un ex jefe de Estado de un país africano acusado de crímenes de guerra, lo que la obliga a hacer suya la voz del criminal y a establecer con él una suerte de complicidad que nunca hubiera deseado. Mujer introvertida y observadora, se esfuerza por descifrar lo que está ocurriendo a su alrededor, pero no encuentra más que incertidumbres. Lo que parecía ser un camino recto se ha convertido de pronto en un laberinto.

Editorial: Sexto piso.
Traducción de Aurora Echevarría.
Encuadernación: Rústica.
Número de Páginas: 180.
Precio: 19,90 euros.
ISBN: 978-84-19261-32-8

 

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