Investigación y diagnóstico precoz son claves contra el cáncer de ovario, recuerdan desde la Fundación CRIS contra el cáncer

El cáncer de ovario, es uno de los tumores de la mujer que presenta un alto índice de mortalidad, de hecho aunque su incidencia es baja en comparación con otros tipos de cáncer (cerca de 3600 casos al año), causa 2.100 fallecimientos al año. Por este motivo, desde la Fundación CRIS contra el cáncer, en colaboración con médicos y pacientes, han recordado la importancia de seguir investigando además de poner medios para favorecer un diagnóstico precoz. 

Diagnóstico en cáncer de ovario

Aunque un diagnóstico a tiempo del cáncer de ovario puede tener buen pronóstico, lo más habitual es que este se produzca cuando ya se halla en fases avanzadas, lo que dificulta su abordaje. Esto es así, según explican desde la Fundación, principalmente porque es más común en personas de edad avanzada, y estas pacientes muchas veces han dejado de asistir regularmente a revisiones ginecológicas.

“Como estos tumores no suelen producir síntomas hasta que se encuentran en fases avanzadas, el diagnóstico ocurre muchas veces cuando la enfermedad ha avanzado o se ha extendido, y es más difícil de combatir. En muchas ocasiones para estas pacientes no existe una terapia específica ni efectiva. Por lo tanto, necesitamos con urgencia terapias específicas y eficaces para tratar el cáncer de ovario avanzado”. 

Un diagnóstico a tiempo del cáncer de ovario puede tener buen pronóstico.

Inmunoterapia 

En la actualidad la Fundación CRIS contra el cáncer, financia varios proyectos con el objeto de incorporar nuevos tratamientos para este tipo de tumor. Entre ellos, sobresale el liderado por los doctores Atanasio Pandiella, del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CIC), y Alberto Ocaña, del Hospital Clínico San Carlos. Este se basa en la búsqueda de nuevos tratamientos contra el cáncer de ovario mediante la manipulación del sistema inmunitario, es decir, la inmunoterapia.

A día de hoy, este proyecto se está enfocando en diversos aspectos de este tipo de terapias. Se están desarrollando varias opciones que se centran en el sistema inmunitario como palanca para lograr mejores terapias. Por un lado, se busca generar tratamientos contra las células tumorales de ovario basadas en anticuerpos unidos a fármacos. 

El equipo de investigación financiado por CRIS, está desarrollando tres estudios contra el cáncer de ovario.

Los anticuerpos se dirigen y unen a una molécula particular, con gran precisión, pudiéndose usar para crear anticuerpos que se unan a moléculas que solo se encuentren en las células tumorales y no en las sanas. Identificar moléculas de esta forma, si se consigue, puede dirigir a los anticuerpos contra las células tumorales.

El equipo de investigación financiado por CRIS, a su vez, está desarrollando tres estudios contra el cáncer de ovario y, el que está en una fase más adelantada es un anticuerpo que previamente han demostrado que podría ser muy útil para las pacientes de cáncer de mama triple negativo. 

Tal y como explican en el apartado del Proyecto dentro de la web de la Fundación Cris contra el cáncer, “el equipo del doctor Ocaña está trabajando con nanopartículas, que actúan como paquetitos nanotecnológicos que contienen estas terapias dirigidas sin alterarlas (en los tratamientos actuales muchas terapias más dirigidas pierden parte de sus funciones al unirlas a los anticuerpos). Si unimos estos paquetes a los anticuerpos por primera vez tendremos terapias dirigidas contra células de cáncer de ovario que además atacan debilidades específicas del cáncer de ovario”.

Al mismo tiempo, se está tratando de predecir qué pacientes de cáncer de ovario pueden responder mejor a los tratamientos actuales de inmunoterapia.

Por último, dentro de la Unidad CRIS de Nuevas Terapias Experimentales, se está viendo de qué forma aumentar la efectividad de las terapias celulares inmunitarias basadas en linfocitos T en pacientes de cáncer de ovario. 

CAR-T en cáncer de ovario

Otro de los proyectos que financia la Fundación es el de terapias celulares contra cáncer de ovario, liderado por el doctor Diego Salas (Clínica Universidad de Navarra y Harvard), y que se centra en las terapias CAR-T.

Las terapias celulares con CAR-T son linfocitos modificados por ingeniería genética con un detector que les ayuda a identificar y destruir a las células tumorales. Estas terapéuticas se han mostrado efectivas en tumores de la sangre, pero en tumores sólidos como el de ovario todavía no se han logrado buenos resultados. 

Las terapias celulares con CAR-T son linfocitos modificados por ingeniería genética.

Por este motivo, el doctor Diego Salas Benito trabajará en la mejora de las terapias CAR-T, centrándose en un CAR-T dirigido contra una molécula característica de los tumores de ovario (CAR-T). “Para ello realizará modificaciones que le ayuden a penetrar mejor en el tumor, y lo combinará con otros tratamientos para optimizar su actividad antitumoral. Estos experimentos se realizarán en modelos animales, pero pueden abrir la puerta a futuras terapias efectivas contra el cáncer de ovario con tecnología de última generación”. 

Experiencia de una paciente con cáncer de ovario

En un comunicado publicado en Infosalus, se recoge cómo es el periplo de una mujer que recibe un diagnóstico de cáncer de ovario. En concreto, se refiere a Pepa Montenegro que con 52 años recibió esta noticia hace tres años. En su familia ya hay antecedentes de cáncer, pues su hermana falleció a causa de un cáncer de mama, y su abuela y su tía lo hicieron por un cáncer de ovario. 

Cuando Pepa recibió su diagnóstico, se sometió a una operación preventiva para extirparle el ovario y las mamas.

En su caso, se trata de un tipo de cáncer hereditario con mutación en un gen, el BRCA1, que supone un mayor riesgo de desarrollar un cáncer de mama o de ovario. Cuando Pepa recibió su diagnóstico, se sometió a una operación preventiva para extirparle el ovario y las mamas. Se sometió a cuatro operaciones en un solo año. Tras el proceso quirúrgico, ha recibido quimioterapia durante seis meses y después un tratamiento de mantenimiento a lo largo de otros dos años, que finalizó el pasado 10 de enero. Actualmente, se somete a revisiones de control cada 4 meses.