Con motivo de su décimo aniversario, la Alianza Másnutridos, una iniciativa de la Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo (SENPE) y con el compromiso de 17 sociedades científicas y la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, ha presentado el ‘Manifiesto sobre el Abordaje de la Desnutrición Relacionada con la Enfermedad’.
La desnutrición es la situación clínica en la que los requerimientos corporales de macro y micronutrientes no se alcanzan debido a un consumo insuficiente o a trastornos en la absorción y metabolismo de los nutrientes, pudiendo ser consecuencia de una enfermedad, entre otros motivos. La desnutrición relacionada con la enfermedad (DRE) es un problema asistencial muy significativo, afectando alrededor de 30 millones de personas en Europa1 y, a nivel nacional, al 30% de los pacientes hospitalizados. A menudo, no se diagnostica ni trata adecuadamente, a pesar de un creciente número de pruebas que ponen en evidencia sus consecuencias clínicas y económicas.
“La DRE sigue siendo un reto asistencial y ético en muchos países, en concreto en España. La prevención, detección precoz y tratamiento adecuado deben integrarse en la práctica clínica habitual para mejorar los resultados en salud y la calidad de vida de los pacientes. Esto es especialmente relevante en personas con edad avanzada, enfermos crónicos, pluripatológicos e institucionalizados o con patologías de especial riesgo nutricional, como enfermedades oncológicas, digestivas, renales, infecciosas o cardiorrespiratorias”, ha señalado el doctor Miguel León Sanz, presidente de la ‘Alianza Másnutridos’, Jefe de la Unidad de Nutrición Clínica del Hospital Universitario 12 de Octubre y Jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición.
La DRE, un problema asistencial
Ya en 2012, el estudio observacional multicéntrico PREDyCES evidenció que el 23,7% de los pacientes en el momento del ingreso sufrían DRE4 -una cifra que ascendía en los mayores de 70 años, en mujeres y en los ingresos urgentes3-, destacando a su vez que, en el momento del alta, la situación era incluso peor, ya que un 71,8% de los pacientes desnutridos al inicio mantenía la desnutrición, y un 9.6 % de los pacientes que ingresaron con buen estado nutricional se desnutrió durante el ingreso. “Como consecuencia de la desnutrición, los pacientes pueden sufrir mayores complicaciones, necesidad de ingresos hospitalarios y estancias más prolongadas, mayor número de reingresos y empeoramiento de su dependencia y calidad de vida”7, ha comentado el doctor Andrés Aloy Duch, representante de la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA).La DRE sigue siendo un reto asistencial y ético en muchos países, en concreto en España.Todo ello supone un aumento en los costes, ya que se relaciona -no solo con un retraso en la recuperación- también con mayores tasas de morbimortalidad, mayor estancia hospitalaria (11,5 ± 7,5 días VS. 8,5 ± 5,8 días4) y mayores tasas de reingreso, alcanzándose un coste estimado a la totalidad del Sistema Nacional de Salud de, al menos, 1.143 millones de euros por año, lo que supone un gasto adicional asociado de 5.820 € por paciente, duplicando los costes de hospitalización respecto al paciente bien nutrido.
En ese sentido, la doctora María Esther Cordón Muro, vocal de la Junta Directiva del ICOMEM ha añadido que “un manejo precoz de la DRE es fundamental para disminuir la morbimortalidad, no solo hospitalaria, también tras el alta. Para poder realizar un correcto manejo de estos pacientes, es fundamental el uso de herramientas de cribado nutricional de manera universal en todas las unidades de hospitalización y de manera periódica”.
Atención nutricional
El derecho a una alimentación adecuada implica la necesidad de constituir un entorno económico, político y social que permita a las personas recibir una seguridad alimentaria. Sin embargo, la atención a la DRE debe considerarse, además, como un derecho humano donde la persona en riesgo o en estado de desnutrición pueda recibir un buen cuidado nutricional, incluyendo el acceso a las terapias nutricionales de manera óptima y oportuna.En 1948, se reconoció por primera vez este derecho en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y, en 2022, con la Declaración Internacional de Viena, se amplía el reclamo a que este derecho estuviera presente en la Atención Nutricional, desde una perspectiva de nutrición clínica, señalando que la persona enferma debe ser alimentada en condiciones de dignidad.
El doctor León Sanz ha explicado que “el derecho a una alimentación adecuada como un derecho humano fundamental fue reconocido por primera vez en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, concretamente en el Artículo 25. El hospital es un lugar privilegiado del cuidado a la persona donde se busca su salud. Sin embargo, en el entorno clínico puede prestarse poca atención a las consecuencias que tiene la enfermedad sobre el estado nutricional de los pacientes en el hospital, y también en la comunidad. Por tanto, todos los profesionales de la salud deben contribuir a que se garantice el derecho a una alimentación adecuada en los pacientes que cuidan mediante un diagnóstico y una terapia nutricional óptimos”.
Seguimiento clínico
La evolución actual de la población, que aúna un envejecimiento progresivo y un aumento de las enfermedades crónicas, hace previsible una mayor presencia de las situaciones clínicas con riesgo de DRE y una necesidad cada vez mayor de tratamiento médico nutricional, por lo que la coordinación entre Atención Primaria (AP) y las Unidades de Nutrición Clínica y Dietética (UNCyD) es imprescindible.La hospitalización condiciona, por sí misma, una situación de riesgo nutricional, por eso, se vuelve necesario una valoración y seguimiento nutricional al alta por parte de la AP, que dependerá de la situación clínica y el riesgo nutricional de cada paciente.
La hospitalización condiciona, por sí misma, una situación de riesgo nutricional.Este proceso debe formar parte de los planes de atención integrada y continuidad de cuidados de las Comunidades Autónomas, como parte de sus estrategias de seguimiento clínico. “Las Comunidades Autónomas son el eje operativo del cambio. Su implicación es esencial para que la atención nutricional se consolide como una práctica estructurada del sistema sanitario”, ha señalado la doctora Rosa Burgos, coordinadora Unidad Soporte Nutricional del Hospital Vall d’Hebron.
“En el caso específico de la Comunidad de Madrid, la incorporación de nuevas patologías con criterios definidos de valoración y revisión ha favorecido una mayor continuidad asistencial y un acceso más equitativo. No obstante, resulta necesario que se valore una actualización de la normativa para que la financiación dependa de la presencia de desnutrición y no de la patología de base”, ha señalado la doctora Emilia Cancer, responsable del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid). “La Administración y la evidencia científica deben seguir avanzando de forma conjunta, situando siempre el bienestar del paciente en el centro. Para ello, es fundamental que todos los profesionales implicados en la prescripción trabajemos de manera coordinada y en sinergia”, ha añadido.
Por otro lado, para alcanzar el correcto seguimiento clínico, se vuelve necesario adquirir el compromiso para definir de una forma más precisa y acertada los tipos de desnutrición y su correspondiente registro. “Lo que no se registra no existe y, en el ámbito hospitalario, llevar a cabo una valoración nutricional y codificar sus resultados es imprescindible, sobre todo, si tenemos en cuenta la elevada incidencia y el efecto negativo que ésta tiene sobre la evolución de los pacientes. El registro permite conocer qué paciente está desnutrido y en qué grado, así como establecer un plan terapéutico nutricional individualizado y una monitorización de la evaluación”, ha añadido la doctora Burgos.
Implementación de acciones sobre la DRE
Las sociedades científicas desempeñan un papel esencial en la implantación de medidas frente a la DRE, actuando como vehículo de transferencia del conocimiento científico a la práctica asistencial.A través de su labor formativa, investigadora y de coordinación interinstitucional, contribuyen a homogeneizar criterios clínicos, desarrollar protocolos comunes y reforzar la calidad asistencial en nutrición clínica. “Solo mediante una acción conjunta, sustentada en la evidencia y respaldada por las instituciones sanitarias, podremos garantizar que ningún paciente quede sin una atención nutricional adecuada”, ha resaltado el doctor Federico Cuesta, representante de la Sociedad Española de Geriatría Gerontología (GEGG).
En esa misma línea, la doctora Julia Ocón, representante del Grupo Español de Rehabilitación Multimodal (GERM) ha resaltado que “la cooperación nos permite trasladar el conocimiento a la realidad asistencial y generar un impacto real en la calidad de vida de las personas. Cuando el abordaje es integral, los resultados se traducen en menos complicaciones, estancias más cortas y una mejor calidad de vida”.
Por su parte, Germán Guzmán, director médico de Abbott ha concluido que “la mejora de la atención nutricional de los pacientes requiere de la colaboración de todos los agentes implicados."



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