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Regalar perfumes en Navidad es más que una tradición

Un aroma puede decir lo que las palabras no alcanzan: por eso, cada diciembre, las fragancias vuelven a convertirse en el regalo más íntimo y universal. Cada Navidad hay un gesto que se repite: el de envolver un perfume para regalarlo. Es un clásico que atraviesa generaciones, pero no por costumbre, sino por emoción. Para la perfumista Sandra Iruela, una de las voces más reconocidas del sector, la razón es evidente: "Regalar un perfume es regalar un recuerdo. Es ofrecer algo que va a emocionar cada día".

Regalar perfume en Navidad

Perfume en Navidad, más que una tradición

El perfume es el regalo más íntimo y sensorial que existe. El olfato conecta directamente con la memoria emocional, por eso un aroma es capaz de transportarnos a un instante, a una persona o a un lugar de manera instantánea. En una época tan cargada de nostalgia como la Navidad, esa conexión se intensifica: lo que regalamos es un vínculo, no solo un frasco.

Regalar perfumes en Navidad

La tradición también tiene raíces culturales. Desde mediados del siglo XX, las grandes casas de perfumería han convertido la Navidad en su momento álgido. Chanel, Dior o Guerlain llevan décadas estrenando en diciembre sus campañas más icónicas: anuncios de cine, historias de fantasía, ediciones limitadas… No solo venden una fragancia, sino una emoción. Como explica Iruela, "las campañas navideñas del perfume no hablan del producto, hablan de cómo quieres sentirte y cómo quieres que te recuerden".

Ahora, se buscan fragancias con alma. 

Hoy, tras años de saturación visual, buscamos fragancias con alma: aromas que cuenten algo, que acompañen, que conecten con el bienestar y la identidad. Y por eso el perfume vuelve a ocupar un lugar esencial estas fiestas. Es un regalo versátil, elegante y profundamente personal. Cada vez que la persona que lo recibe lo aplica sobre su piel, revive el gesto de quien se lo entregó.

En un momento en que deseamos regalos con sentido más que objetos sin historia, el perfume se reafirma como el más emocional de todos. Porque, como dice Sandra Iruela, "un perfume no se abre solo en Navidad; se abre cada día, y cada día emociona".

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