De este pequeño rincón de la sierra madrileña forma parte su conocida pista de esquí, emblema de los madrileños, que además fue una de las pioneras de España junto con otras, como la de La Molina (Pirineo Catalán) o Candanchú (Pirineo Aragonés).
Con el tiempo, la pista fue perdiendo afluencia y su pervivencia ha estado en peligro, pero sus promotores están trabajando para que vuelva a ser la misma de antaño. Este año, su apertura está prevista para el día 30 de Noviembre y ofrece interesantes descuentos para los fines de semana.
Más que esquiar
Además de esquiar, el paisaje que ofrece el puerto invita al paseo. En cada época del año tiene su encanto, en épocas de frío es sin duda la nieve la que vuelve a este paraje más atractivo. Se pueden alquilar raquetas de nieve y andar hasta que el cuerpo aguante sobre los caminos manchados de blanco o tirarse en trineos propios o alquilados en las zonas habilitadas para ello.
Uno de los puntos más conocidos del puerto es la Bola del Mundo o el Alto de las Guarramillas. Este lugar alberga unas antenas de radio y televisión que se ven desde distintos puntos de la comunidad y que permiten una fácil identificación de la zona. Se pueden hacer varias rutas, sin embargo desde mi propia experiencia considero que subir andando hasta la Bola es toda una odisea digna de probar y más que recomendable por las vistas que ofrece. Además, como regalo, detrás de esta pequeña cumbre se encuentra otro de los tesoros de Madrid, el nacimiento del río Manzanares, el llamado Ventisquero de la Condesa.
Comentarios
Publicar un comentario