El periodista y escritor Gaspar Hernández vuelve a las
librerías con una nueva novela La terapeuta (Ed. Planeta), esta vez para
mostrarnos y hacernos reflexionar sobre la ansiedad, la verdadera protagonista
de esta historia, y que el autor
califica como uno de los principales males de nuestra sociedad actual.
"Llevamos una forma de vida con demasiada estimulación"
Clavesdemujer ha hablado con el autor y nos ha desvelado los entresijos de la elaboración de su obra.
Bajo un halo de misterio y con un asesinato de trasfondo, el protagonista, el actor Héctor Amat, se agarra con fuerza a la seguridad que le ofrece Eugenia Llort, su terapeuta. Ella es una mujer extraña, al menos desde el punto de vista de otros protagonitas, pero el joven la ve como una tabla de salvación e incluso empieza a florecer en él un enamoramiento hacia la psicóloga, reflejo de una realidad que se vive en muchas consultas de estos especialistas, tal y como nos cuenta el escritor.
La lectura es amena y fácil, pero además hace reflexionar
sobre muchos aspectos del día a día. Todo bajo un manto de intriga y, desde
luego, un final cuando menos curioso e imprevisto.
¿Por qué has escogido la ansiedad como tema central de tu
segunda novela?
La ansiedad define el malestar de esta época, sobre todo
de estos últimos cinco años, que son los que yo he tardado en escribir la novela.
La misma historia que envuelve a la terapeuta, a los personajes, fue lo que me llevó
a centrarme en la protagonista de la novela, la ansiedad, un problema que
sufren bastantes personas directa o indirectamente. El hecho de potenciar la
ansiedad como protagonista surge de ver a mi alrededor a mucha gente ansiosa,
sobre todo mujeres, más mujeres que hombres, también porque las mujeres lo
reconocéis más directamente cuando vais al psicólogo. El hombre en cambio suele
ir por otro motivo y la final descubre que tiene ansiedad.
Pero en tu investigación para escribir la novela, ¿has descubierto que las mujeres
realmente tienen más ansiedad o es que lo cuentan más?
Las dos cosas. Las estadísticas dicen que las mujeres sufren
más ansiedad que el hombre, pero no he podido esclarecer a qué es debido. No hay muchos
estudios al respecto, sí los hay sobre el uso de psicofármacos y de
tranquilizantes, pero del diagnóstico de ansiedad no hay tantas estadísticas, más bien forma parte de la relación paciente-psicólogo.
En cuanto a esto que mencionas de la ingesta de fármacos,
¿hay tanto abuso de tranquilizantes en España?
Como periodista, al documentarme para el libro sí que he
visto que hay mucho uso y abuso de los tranquilizantes en España. Yo estoy a
favor de estos medicamentos en el momento de parar el golpe cuando los médicos los prescriben, y además hay que
hacerles caso. Pero el otro día me lo comentaban en una farmacia de Madrid y es
que llega un momento en el que muchos pacientes se vuelven adictos y para
mí ese es el verdadero problema. Los tranquilizantes son drogas legales aceptadas
oficialmente y hay que ir con cuidado. Creo que a veces se recetan
alegremente, no al principio, pero sí a medio-largo plazo. Realmente la
reflexión de fondo es que si logramos tener una sociedad sana emocionalmete y
psicológicamente no se tendría que llegar a esta situación.
Para mí la clave está en las nuevas generaciones y en
introducir como asignatura en
las escuelas, la meditación, el yoga o la inteligencia emocional. Se lograría por ejemplo más concentración entre los más jóvenes o se valorarían más aspectos como la ecuanimidad. Dejaríamos
de ver la sociedad a través de las gafas actuales que son las que realmente nos producen ansiedad, como la separación que hacemos
entre buenos y malos, ese juzgar a todo el mundo, etc.
Sí es cierto que en La Terapeuta haces mención a muchas
características que definen a la vida actual como la importancia que se da al
ego, el vivir constantemente pegado al móvil y la sobreinformación… Supongo que al hablar de estos elementos quieres dar a entender que todo ellos en conjunto son los que
contribuyen a que se produzca tanta ansiedad en las personas, ¿es así?
Sí es una forma de vida con demasiada estimulación, tenemos las mentes sobrecargadas de tantos estímulos, por eso yo estoy a favor del minimalismo en todos los sentidos. Minimizar los estímulos, incluso las amistades, intentar tener pocas pero buenas, también en lo que se refiere a los objetos… Hay que cerrar la puerta de vez en cuando, lo que quiere decir cerrar la puerta virtual también y la de los medios de comunicación que junto con Internet nos bombardean todo el día con noticias, que está bien que sea así, pero depende de nosotros hacer un uso sano de toda esa información.
Sí es una forma de vida con demasiada estimulación, tenemos las mentes sobrecargadas de tantos estímulos, por eso yo estoy a favor del minimalismo en todos los sentidos. Minimizar los estímulos, incluso las amistades, intentar tener pocas pero buenas, también en lo que se refiere a los objetos… Hay que cerrar la puerta de vez en cuando, lo que quiere decir cerrar la puerta virtual también y la de los medios de comunicación que junto con Internet nos bombardean todo el día con noticias, que está bien que sea así, pero depende de nosotros hacer un uso sano de toda esa información.
¿Por qué esa historia de amor entre paciente y terapeuta?
Sencillamente por
reflejar una realidad. Ahora, el psicólogo es un profesional que está
normalizado a diferencia de lo que sucedía en España hace 15 ó 20 años y lo que
está ocurriendo es que muchas veces el o la paciente se enamora de su
terapeuta. Por suerte, ellos son buenos profesionales y saben reconducir la
situación, pero esto sucede. La única forma de abordarlo era a través de la
novela. He intentado explicar los mecanismos por los que el paciente ve a la terapeuta como una mujer perfecta. La
relación entre ambos me parece muy interesante porque uno lo
sabe todo del otro y el otro no sabe nada del uno, por lo que es una relación
curiosa.
El enamoramiento no deja de ser un estado alineación mental
transitoria y esto es lo que también le ocurre al protagonista. Pienso que actualmente estar enamorado está sobrevalorado, por eso yo estoy más a favor del
amor, que no tiene tanto prestigio en nuestra sociedad.
¿Cómo defines a La Terapeuta?
Mi intención ha sido hacer una historia que atrapase al
lector o lectora, que pudiese leer de forma rápida y no oscura, con momentos de
humor también, sin embargo ahora la novela es de los lectores y ellos son los
que tienen la última palabra. Mi objetivo ha sido escribir una historia
entretenida y que al mismo tiempo hiciese pensar.
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