La piel de debajo de los
ojos es muy fina. Así cuando los vasos sanguíneos de esta zona se congestionan y la circulación no se produce
de manera correcta porque no hemos dormido bien, por alguna enfermedad o simplemente por una cuestión
genética, entonces aparecen las ojeras. La piel se vuelve más
transparente dejando a la vista los capilares subyacentes y consecuentemente surge un
color violáceo o marrón en esta parte.
En algunas personas esta tonalidad se pronuncia más que en otras, y el método más cómodo para disimularla es el maquillaje, pero también existen tratamientos estéticos. La combinación de carboxiterapia y ácido hialurónico son dos de las alternativas estéticas que se emplean en estos casos.
Te las explicamos a continuación.
Carboxiterapia y ojeras
En algunas personas esta tonalidad se pronuncia más que en otras, y el método más cómodo para disimularla es el maquillaje, pero también existen tratamientos estéticos. La combinación de carboxiterapia y ácido hialurónico son dos de las alternativas estéticas que se emplean en estos casos.
Te las explicamos a continuación.
Ácido hialurónico y ojeras
El ácido hialurónico se
utiliza para rellenar el surco de la ojera de modo que la
transición entre esta y el pómulo se vuelva más natural, explica el doctor Lajo Plaza, especializado en medicina estética. Este material de relleno se emplea
porque es una sustancia que está presente de forma natural en el cuerpo, sin
embargo con el paso del tiempo se va perdiendo. Este experto usa un ácido
hialurónico reticulado de última generación, porque es "muy maleable,
homogéneo, no produce irregularidades
y se adapta muy bien al área tratada." Además, este material no es hidrofílico, es decir, no atrae
ni capta agua, "así que no crea las bolsas que otros tipos pueden provocar
y evita el edema".
Según el doctor este método es efectivo
en caso de ojeras muy marcadas y profundas. Sólo es necesaria una sesión, que
cuesta unos 340 euros.
Carboxiterapia y ojeras
Por otra parte, la carboxiterapia se basa
en el uso de dióxido de carbono (CO2 ), el cual se introduce bajo la piel con
microagujas y a través de un flujo controlado. Las infiltraciones son mínimas y se hacen en el
párpado superior e inferior. Su objeto es tratar de forma más profunda la
circulación de la zona, y desde un nivel superficial estimular el fibroblasto y
aumentar la producción de colágeno.
La introducción de CO2 incrementa el oxígeno, gas que tiene la capacidad de aumentar la actividad del fibroblasto, y así del colágeno
y la elastina, provocando que la piel sea más densa y firme. Con el CO2 los
tejidos se ven reforzados y la epidermis de la zona, fina y transparente, se
torna más opaca y densa, difuminando el tono marrón o violáceo tan
característico de la ojera. La microcirculación también mejora y esto favorece
el que los capilares se vuelvan menos visibles y la pigmentación oscura se
atenúe.
Estas sesiones duran 15 minutos y cuestan
60 euros. El doctor Lajo Plaza recomienda realizar cinco sesiones (deben
espaciarse cada 15 o 20 días), obteniendo resultados visibles a partir de la
tercera aplicación.
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