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La escritora Concha Torres presenta sus cuentos inspirados en 'La chica de ayer' y una novela sobre el divorcio

Tras varias publicaciones académicas la escritora e intérprete Concha Torres decidió lanzarse al mundo de la literatura en 2020, un año ciertamente inestable pues estaba condicionado por la pandemia. No obstante, esto no fue un impedimento para que esta salmantina decidiera probar suerte con la ficción, y así es como desde su residencia actual en Bruselas, lanzó su primera novela. Desde entonces ya son tres los títulos que ha publicado con Bohodón Ediciones, dos libros de cuentos y una novela. 

 

Concha Torres escritora

 

Sobre la escritora Concha Torres 

Concha Torres nació en Salamanca en 1965, pero según dice su infancia se basa en recuerdos de un patio de Sevilla. Se licenció en Historia Moderna e Historia del Arte en la universidad de su misma ciudad y a partir de ese momento echó a volar. Ha vivido en Lovaina, París y Florencia, donde se doctoró en Historia en el Instituto Universitario Europeo. Actualmente reside en Bruselas, donde es funcionaria de la Unión Europea, y presta sus servicios como intérprete. Después de varias publicaciones académicas, debutó en la ficción con La chica de ayer (2020) y su continuación Los cuentos de la plaga (2021). Recientemente ha dado un paso más y publicó Vladimir no es nombre de perro. Todos publicados con Bohodón Ediciones, una pequeña editorial española.


Escritora Concha Torres

Los libros de la autora

'La chica de ayer'


La chica de ayer es su primera incursión en la literatura de ficción. Según explica Concha a Claves de Mujer: “este libro recoge cuentos breves con el trasfondo de la Transición, años 80 y la canción de Antonio Vega”.

Así dice en la sinopsis de la obra:

“Nunca sabremos quién fue la chica de ayer que inspiró a Antonio Vega, pero las señoras de hoy, que fuimos chicas de ayer, tenemos una deuda con aquella canción, escuchada y tarareada hasta la saciedad en los años de una España viva que se asomaba a la democracia, fresca y lozana, desde el balcón donde la habían mantenido anestesiada mirando al sol.

Aquí, en treinta relatos breves, la chica de ayer que esto suscribe, les habla de sus personajes, sus calles y sus ciudades de provincia; sus desayunos y meriendas, sus radios en las cocinas y sus televisores en el salón. La nostalgia, en dosis razonables, tiene efectos sanadores”. 

La nostalgia, en dosis razonables, tiene efectos sanadores.

 La chica de ayer, de Concha Torres


'Los cuentos de la plaga y otras historias pendientes (La chica de ayer)'


Este libro de relatos es una continuación del primero por lo que "siguen apareciendo cuentos, unos más creíbles que otros y, en esta ocasión, un puñado de ellos inspirados en una plaga maldita que llegó sin avisar y no parece querer marcharse. De paso, La chica de ayer sigue regalándonos pinceladas de aquella España en blanco y negro y UHF en la que creció y probablemente crecieron muchos de sus lectores; aquella que hizo posible la concordia que hoy parece tan lejana y difícil”. 

Los cuentos de la plaga, de Concha Torres
 

 'Vladimir no es nombre de perro'


La novela Vladimir no es nombre de perro, cuenta un proceso de divorcio y la pelea de la pareja (sin hijos) por la custodia del perro. Adopta los tres puntos de vista (el del perro también), comenta la autora.

Así dice la sinopsis:

Leo, Elena y Vladimir viven en Bruselas, juntos y en aparente armonía. Una mañana de abril, Elena se marcha de casa con idea de no volver porque se ha hartado de vivir con Leo, que no se lo explica porque no se entera de nada y sí quería vivir con ella y, además, no está muy convencido de querer vivir solo con Vladimir. Elena sí quiere vivir con Vladimir, pero Leo le dice que nones y que se verán en el juzgado y Vladimir se está volviendo loco porque no entiende lo que es un divorcio, cosa bastante normal teniendo en cuenta que es un perro, tirando a viejo, además.

Mientras estos dos adultos, tendentes a mirarse el ombligo, gastan tiempo, dinero y energía disputándose la custodia de un perro, acompañados por otra serie de personajes más o menos maniáticos y particulares, en la ciudad se está preparando el atentado terrorista más sangriento de su historia…”

 

Vladimir no es nombre de perro, de Concha Torres

 

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