El famoso callo solar del que se habla tanto en las redes sociales conocido también como “hacer callo” con el sol, es simplemente tomar el sol sin ninguna fotoprotección. Hay que hacerlo además de manera progresiva hasta, supuestamente, conseguir que la piel cree una especie de callo, es decir, genere resistencia al sol. La justificación de esta práctica es que si te expones reiteradamente a la radiación ultravioleta, conseguirás crear tolerancia y tener una piel más resistente. Pero, ¿es esto cierto?
Por su parte, la facialista y cosmétóloga Esther Moreno, afirma que "hay que partir de la base de que el bronceado saludable no existe. El moreno que adquirimos cuando nos da el sol no es más que un mecanismo de defensa de nuestra piel ante una agresión que, en este caso, es la radiación solar”. Lo mismo opina Ana Sacristán Palos, directora de formación de Vagheggi España: "El bronceado es una señal de daño en sí mismo para la epidermis, ya que la piel produce más melanina para protegerse del daño causado por la radiación ultravioleta.”.
Uno de los argumentos esgrimidos por los seguidores de esta tendencia es que los animales se exponen continuamente al sol sin protección sin que sufran por ello. Sin embargo, la doctora Inés Esncadell explica que la piel de la mayoría de los animales tiene unas características distintas a las nuestras. “Si dejamos los reptiles y las aves que son aún más diferentes y nos centramos en los mamíferos, muchos están cubiertos por pelo terminal en toda su superficie corporal que les protege enormemente de la radiación, especialmente aquellos que de manera natural están adaptados a vivir en zonas de mayor insolación”.
Así pues, estas propuestas que suelen sustentarse en la expresión de “se ha hecho siempre” no tienen en cuenta un cambio fundamental que ha sufrido el género humano en las últimas décadas: la supervivencia ha aumentado enormemente. “Vivimos más y queremos vivir mejor, y exponernos al sol sin protección a ciertas horas, especialmente si tenemos un fototipo claro, aumentará el riesgo de cáncer de piel a medio y largo plazo”, asevera la doctora.
Lo mejor es exponerse gradualmente, “porque esta sí va a favorecer la síntesis de melanina (nos pondremos morenos) y eso genera cierta protección a nuestra piel para las quemaduras o el daño agudo, pero no elimina el daño a largo plazo de sufrir cáncer cutáneo y por supuesto, fotoenvejecimiento”, advierte la dermatóloga del Gedet.
¿Por qué es dañino el callo solar?
La doctora Inés Escandell, dermatóloga Grupo de Dermatología Estética y Terapéutica (Gedet) ) de la AEDV, explica que “cuando nos exponemos a la radiación ultravioleta se producen una serie de respuestas en nuestra piel: inflamación, engrosamiento de la piel (en este sentido la palabra “callo” no va nada desencaminada) y se produce más melanina (y esto hace que nos pongamos morenos). Cuando hay más melanina en nuestra piel, esta aporta cierta protección a las células, pero para que se produzca el aumento de melanina nos hemos tenido que exponer a la radiación UVB, que es la más dañina para ellas, y esta radiación necesariamente les habrá producido un daño. Es decir, que buscar activamente el “callo solar” irá asociado a un gran daño para nuestras células, y eso a largo plazo se manifestará en forma de fotoenvejecimiento y de un aumento de riesgo de cáncer cutáneo”.Por su parte, la facialista y cosmétóloga Esther Moreno, afirma que "hay que partir de la base de que el bronceado saludable no existe. El moreno que adquirimos cuando nos da el sol no es más que un mecanismo de defensa de nuestra piel ante una agresión que, en este caso, es la radiación solar”. Lo mismo opina Ana Sacristán Palos, directora de formación de Vagheggi España: "El bronceado es una señal de daño en sí mismo para la epidermis, ya que la piel produce más melanina para protegerse del daño causado por la radiación ultravioleta.”.
Esta tendencia de exponerse al sol sin protección para desarrollar una supuesta tolerancia a la radiación ultravioleta es dañina para la piel y además, insiste la facialista Esther Moreno, “es mentira; no se desarrolla ninguna tolerancia, sino más bien lo contrario. La piel tiene memoria y los daños de hoy son las manchas y otros problemas derivados de la exposición del mañana".
La piel tiene memoria y los daños de hoy son las manchas y otros problemas derivados de la exposición del mañana.
Uno de los argumentos esgrimidos por los seguidores de esta tendencia es que los animales se exponen continuamente al sol sin protección sin que sufran por ello. Sin embargo, la doctora Inés Esncadell explica que la piel de la mayoría de los animales tiene unas características distintas a las nuestras. “Si dejamos los reptiles y las aves que son aún más diferentes y nos centramos en los mamíferos, muchos están cubiertos por pelo terminal en toda su superficie corporal que les protege enormemente de la radiación, especialmente aquellos que de manera natural están adaptados a vivir en zonas de mayor insolación”.
Así pues, estas propuestas que suelen sustentarse en la expresión de “se ha hecho siempre” no tienen en cuenta un cambio fundamental que ha sufrido el género humano en las últimas décadas: la supervivencia ha aumentado enormemente. “Vivimos más y queremos vivir mejor, y exponernos al sol sin protección a ciertas horas, especialmente si tenemos un fototipo claro, aumentará el riesgo de cáncer de piel a medio y largo plazo”, asevera la doctora.
Por otro lado, cabe mencionar que muchas veces solo se consideran las consecuencias a corto plazo, sin embargo, es importante hacer hincapié en los efectos que esta práctica puede tener a largo plazo. Tal y como expone Sacristán, “la exposición solar excesiva puede suprimir el sistema inmunológico de la piel, reduciendo su capacidad para combatir infecciones y reparar el daño celular”.
A esto se añade, según matiza Jaume Soley Guerrero, presidente y director de I+D de Gen Identitiy, el hecho de que “la fracción de UV más intensa y que nos llega a la piel, el 95%, corresponde a la radiación UV-A (315- 400 nm) longitud de onda que penetra más profundamente alcanzando la hipodermis y generando a su paso moléculas altamente reactivas, los conocidos radicales libres, que causan un significativo daño en las estructuras celulares. Como son pudiendo incluso generar con una cierta facilidad, daño en nuestro ADN. Lo que aumenta en gran manera el riesgo de generar mutaciones celulares e incluso cáncer de piel”.
¿Cómo se debe tomar el sol?
La dermatóloga Escandell, asegura que una regla común dice que “lo más recomendable es exponerse en las horas en las que la intensidad de UVB y UVA es menor, y esto en verano se corresponde con las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. Si toca exponerse al sol a horas especialmente intensas (entre las 11 am y las 18 pm) es aconsejable utilizar fotoprotección con un factor 50+, y si vamos a estar cerca del agua o haciendo actividades, debe ser resistente al agua. Si seguimos exponiéndonos, es necesario aplicarse el fotoprotector cada dos horas. También son esenciales las prendas de vestir: gorros, gafas, camisetas, etc”.
Lo mejor es exponerse gradualmente.
En cuanto al "uso de ciertos antioxidantes en comprimidos o cápsulas sí se ha relacionado con un menor daño tras la exposición a la radiación, por lo que en muchos casos podría ser una estrategia interesante, pero que además debe ir acompañada de una dieta rica en antioxidantes procedentes de los alimentos (verduras, frutas, legumbres, cereales integrales…), y por supuesto, del fotoprotector SPF 50+”, finaliza la experta.
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