Cristina Reyes (emprendedora): "Estamos educados en estándares de belleza y personalidad tasados, pero el mundo es diverso y hay que celebrar las diferencias"

Hace un tiempo Claves de Mujer habló con Cristina Reyes, creadora de Sordomundo, una iniciativa que tiene como objeto inspirar y ofrecer consejos a viajeros con discapacidad auditiva. En esta conversación, Cristina nos contó que uno de sus proyectos futuros era publicar su primer libro. Finalmente, ha conseguido este objetivo y ahora nos explica qué ha supuesto este nuevo hito en su vida que ha titulado ¡Quiérete sorda!. 

 

Entrevista a Cristina Reyes de Sordomundo

¿Has conseguido reconciliarte contigo misma tras escribir el libro?

He cerrado el círculo que comencé el día que decidí hacer un viaje de introspección hacía mi identidad sorda. Estaba dando pasos desde que verbalicé por primera vez frente a los demás mi condición de hipoacúsica hasta que salí al mundo con una mochila al hombro a conocer otras realidades de la comunidad Sorda. Escribir este libro ha sido procesar y poner en orden todo lo vivido para sellar con orgullo mi condición.

Escribir este libro ha sido procesar y poner en orden todo lo vivido para sellar con orgullo mi condición.

¿Qué es lo que más te ha costado expresar?

La primera parte del libro sin duda, donde narro toda mi infancia y adolescencia. Es más íntima y me ha costado mucho compartirla. De hecho, la he reescrito muchas veces. Muchas personas cercanas desconocían estos sentimientos porque nunca antes se los había expresado a nadie. Cuando estás acostumbrada a sobrevivir y mostrar al mundo una imagen de “yo puedo, a pesar de todo” es muy difícil mostrar tus debilidades.

¿Crees que es necesario ponerse en situaciones límite para saber hasta donde somos capaces de llegar?

Claro que sí, yo lo intento hacer siempre que puedo y cuestiono mis hábitos y mis acciones todo el tiempo, porque siempre se puede mejorar. Suena tópico, pero salir de la zona de confort y exponerse a situaciones fuera de lo común, saca de ti nuevos recursos y herramientas que ni si quiera sabías que poseías. Muchas veces creemos que no podemos hacer cualquier cosa por inseguridad, por miedo, por el motivo que sea… pero cuando cruzamos esa puerta ponemos a prueba todas nuestras habilidades. A veces no es un camino fácil, pero uno no vuelve a su estado acomodado siendo la misma persona. La vida te hace un clic, tanto que cuando eres consciente de todo lo positivo resulta adictivo retarse a uno mismo.

La vida te hace un clic, tanto que cuando eres consciente de todo lo positivo resulta adictivo retarse a uno mismo.   

¿Por qué crees que es tan difícil que las personas se acepten tal y como son en la sociedad actual?

Estamos educados con unos estándares de belleza y personalidad tasados y nos hacen pensar que los necesitamos para ser aceptados en sociedad. Pero por suerte, el mundo es diverso y tenemos que celebrar las diferencias, que son los que nos hace ser nosotros mismos.

Durante décadas, el sistema ha generado creencias limitantes sobre las personas con discapacidad, y eso cala tanto en las personas que la tienen, haciéndose de menos, como en las que no la tienen, que se crean imágenes con prejuicios negativos. Entre todos tenemos que formar el motor del cambio. 

Entre todos tenemos que formar el motor del cambio. 

¿Qué pretendes mostrar con este libro?

A través de una amena travesía en autostop donde derribo barreras y prejuicios sobre otras culturas, pretendo, por un lado, visibilizar y normalizar una discapacidad tan invisible como es la discapacidad auditiva haciendo partícipe al lector de toda mi incertidumbre y mis cuestiones vitales internas en el proceso de la autoaceptación consciente. Y por otro, dar voz a las comunidades Sordas que, como grupo minoritario, forman parte de nuestro patrimonio inmaterial cultural y aun así siguen olvidadas y se les ha borrado de la historia.

¿Qué es lo que más te ha decepcionado a lo largo de tus viajes respecto a la comunidad sorda y lo que más te ha gustado?

Me decepciona que en cualquier parte del planeta las personas sordas sigan ignoradas y apartadas de la sociedad en cuanto a educación, empleo y recursos de accesibilidad en el ocio y la cultura. Me enorgullece enormemente que, a pesar de todos los inconvenientes, sigan vibrando extramuros y tengan bien organizadas sus filas.

De los países a los que has viajado, ¿cuál es el más avanzado en este sentido?

Sin duda Australia y Nueva Zelanda nos sobrepasan por goleada. Se percibe la concienciación social y que las medidas de accesibilidad las implementan haciendo participe a las personas con discapacidad, que son los que verdaderamente tienen esas necesidades. Los gobiernos apuestan económicamente para que sea posible una educación igualitaria con oportunidades para todas las personas. Aunque como siempre, haya que mejorar. Siempre se puede mejorar.

¿En qué posición está España? ¿Le queda mucho por hacer?

Está mejorando muchísimo. Pero aún queda mucho por hacer, sobre todo en la accesibilidad de las discapacidades sensoriales. Se nos llena la boca de decir que un sitio es accesible porque tenga un ascensor o una rampa, pero necesitamos más subtítulos, más bucles magnéticos, más vídeos explicativos en lengua de signos, etc.

Aún queda mucho por hacer, sobre todo en la accesibilidad de las discapacidades sensoriales.

En líneas generales ¿qué carencias más importantes ves que hace falta mejorar a la hora de viajar para la comunidad sorda?

Necesitamos aeropuertos, estaciones de tren y bus adaptados, pero no solo eso. El personal de transporte desde el que vende el billete hasta el revisor deberían estar concienciados y saber hacer frente a las necesidades especiales de cada pasajero. Al igual que las compañías aéreas. Todas deberían tener las explicaciones de emergencia en subtítulos y lengua de signos, incluso enchufar un bucle magnético dentro de la aeronave.

Necesitamos hoteles, hostels, albergues e incluso campings adaptados con sistemas de chat, alarmas de incendio luminosas…

Necesitamos aeropuertos, estaciones de tren y bus adaptados, pero no solo eso. 

De cara al verano, recordar que cada vez hay en España más playas accesibles, pero no tienen en cuenta la discapacidad auditiva, algo que se solucionaría con la incorporación de unas pulseras vibradoras para que cuando estemos en el agua y haya alguna emergencia podamos salir sin necesidad de escuchar el silbato del socorrista. Creo que son medidas mucho más económicas que una silla anfibia para personas con movilidad reducida, que también está estupendo, pero nadie cae cuenta de ello. Y podría seguir y seguir… La tecnología ha venido a ayudarnos, creo que tenemos los medios para mejorar.

¿Cómo conseguiste que Marta Bustos hiciera el prólogo de tu obra?

Tengo la suerte de haberla conocido en varios eventos para personas con discapacidad y hemos conectado bastante bien. Al final las dos vivimos una discapacidad con un grado que no es completo total. Marta Bustos y yo tenemos resto auditivo y visual y es más difícil de entender. Nos sentimos en mitad de un puente con acceso a dos mundos. Estoy muy agradecida y muy feliz de tenerla como compañera en este proceso de escritura tan bonito.

¿Qué impresiones y anécdotas has tenido de personas que han leído el libro?

Me ha llamado mucho la atención que personas que conozco de toda la vida; vecinos, familiares, compañeros de trabajo… me digan que se han dado cuenta leyendo este libro de que no me conocían. Y es que me desnudo por completo.

¿Piensas escribir más?

Depende por los derroteros que me lleve la vida. Necesito una vida que me parezca digna de contar (y de recordar), así que habrá que preparar la siguiente expedición por el mundo… que es donde me gusta estar.