Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama (19 de octubre), expertas en el abordaje integral oncológico destacan la importancia de un tratamiento que combine una alimentación equilibrada, ejercicio físico específico y acompañamiento profesional para mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de recaídas en mujeres que se en remisión tras un cáncer de mama.
“Existe cada vez más evidencia científica que demuestra que la nutrición y el ejercicio no solo ayudan a recuperar la salud tras el tratamiento oncológico, sino que también son factores pronósticos de la patología”, señala Victoria Góngora, nutricionista oncológica. “Una dieta saludable y el mantenimiento de una composición corporal adecuada contribuyen a reducir la inflamación sistémica, mejorar la tolerancia a los tratamientos y disminuir el riesgo de comorbilidades en pacientes que han padecido cáncer de mama y se han enfrentado a varios tipos de tratamientos desde quimioterapia hasta terapia hormonal”.
Por su parte, Alicia del Rosal Jurado, fisioterapeuta oncológica subraya que “el ejercicio físico oncológico, adaptado a cada mujer y supervisado siempre por un profesional, mejora la masa muscular, la capacidad cardiorrespiratoria y la funcionalidad, factores que se asocian con una mayor supervivencia y mejor calidad de vida”.
Abordaje integral en el cáncer de mama
El abordaje integral tras el cáncer de mama (que integra nutrición, ejercicio físico y apoyo psicosocial), es actualmente una estrategia más para mejorar la salud de las pacientes en remisión.
Estudios recientes demuestran que la combinación de entrenamiento de fuerza y ejercicio aeróbico puede reducir el riesgo de recidiva entre un 16 % y un 18 %, según revisiones recientes, explica la experta.
Si hablamos de alimentación, la dieta mediterránea y las dietas plant-based, todas ellas caracterizadas por un alto consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, aceite de oliva y pescado azul, y una reducción de carnes procesadas, azúcares y harinas refinadas, son los que muestran un mayor beneficio.
Adherencia, acompañamiento y constancia
La adherencia a los cambios de estilo de vida es esencial para mantener los beneficios a largo plazo. “El acompañamiento profesional es importante. La supervisión de un nutricionista oncológico mejora la adherencia a las pautas y permite adaptar la alimentación a las necesidades metabólicas y hormonales de cada paciente”, afirma Victoria Góngora.
El ejercicio físico debe individualizarse siempre.Asimismo, Alicia explica que “el ejercicio físico debe individualizarse siempre, y adaptarse a las secuelas y efectos secundarios del tratamiento, como linfedema, fibrosis, dolor articular o alteraciones del suelo pélvico. La fisioterapia oncológica permite abordar estas secuelas de manera segura y eficaz”.
Incluso tras finalizar el tratamiento hormonal, mantener un estilo de vida saludable sigue siendo esencial. “Las pautas de alimentación y ejercicio deben mantenerse en el tiempo, ya que los beneficios se acumulan y ayudan a prevenir recaídas y otras enfermedades crónicas, como las cardiovasculares”, explican las especialistas.
Novedades en tratamientos contra el cáncer de mama
Abemaciclib, el fármaco “made in Spain” de la farmacéutica Lilly, aumenta la supervivencia en cáncer de mama temprano HR+, HER2-, de alto riesgo con dos años de tratamiento, según ha anunciado la compañía.
En concreto, los resultados del análisis de supervivencia global (SG) del ensayo fase 3 monarchE, han mostrado que dos años de tratamiento adyuvante con abemaciclib en combinación con terapia endocrina (TE) redujeron el riesgo de muerte en un 15,8 % en comparación con la TE sola y dieron lugar a mejoras sostenidas a largo plazo en la supervivencia libre de enfermedad invasiva y la supervivencia libre de recaída a distancia, en pacientes con cáncer de mama temprano HR+, HER2- de alto riesgo con ganglios positivos.
Para las pacientes, la supervivencia es lo más importante.“Para las pacientes, la supervivencia es lo más importante y abemaciclib, en combinación con terapia endocrina (TE), representa el primer tratamiento en más de dos décadas que ha demostrado una clara mejora en la supervivencia global (SG) en contexto adyuvante”, afirmó Stephen Johnston, doctor en Medicina, profesor de Medicina del Cáncer de Mama y oncólogo médico consultor en The Royal Marsden NHS Foundation Trust (Londres, Reino Unido) e investigador principal de monarchE.
“Estos resultados representan un avance importante en el tratamiento de la enfermedad HR+, HER2- con ganglios positivos y alto riesgo, ya que reducen la recurrencia y mejoran la supervivencia”, subrayó Jacob Van Naarden, vicepresidente ejecutivo y presidente de Lilly Oncology. “Estos hallazgos refuerzan los dos años de abemaciclib más TE como el estándar de tratamiento para la enfermedad con ganglios positivos y alto riesgo”.
“España ha sido clave en el desarrollo de abemaciclib, por lo que nos sentimos muy orgullosos de que un medicamento made in Spain, cuyo descubrimiento contó con la colaboración esencial de investigadores de Lilly España, tenga hoy un impacto global tan significativo en la lucha contra el cáncer de mama evitando las recaídas a largo plazo, mejorando así la supervivencia global de las pacientes”, señaló Alejo Cassinello, director del Área Médica de Oncología de Lilly España.



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