Un grupo de mujeres que ha superado el cáncer acudirá a una expedición a la Antártida en Noviembre dentro de la X Edición del Reto Pelayo Vida. Mientras se preparan para este acontecimiento han explicado cómo se preparan y al mismo tiempo han expresado su opinión respecto a cómo han vivido esta enfermedad y cómo se trata en general. Las tres participantes, se presentaron más de 500 candidatas, aseguran sentirse incómodas con el término “lucha” contra el cáncer.
Otra de las seleccionadas es Marta Castillo, diagnosticada de cáncer de mama en 2019. Para reflejar esta realidad, compartió en redes sociales una publicación de la consultora Acompasar, especializada en comunicación compasiva de cáncer y fin de vida, en la que se corrige el siguiente titular: “Actriz Shanen Doherty pierde batalla contra el cáncer” por el de “Actriz Shanen Doherty muere a causa del cáncer de mama”. “Doherty no perdió la lucha contra el cáncer, porque la enfermedad no se combate, se trata. Por eso no se debe responsabilizar a las personas que la padecen de los resultados de “guerras” o “batallas” que no decidieron librar”.
Las expedicionarias reconocen que al comunicar que se padece la enfermedad cada persona reacciona lo mejor que puede, o que sabe. Ese proceso también es duro: “Esperas un ‘¿qué necesitas?’, ‘¿cómo puedo ayudarte?’. Pero recibes una mirada de pena”, explica Cruz. “Es cierto que la gente que pretende ayudarte, positivizar y darte un halo de esperanza te dice que no pasa nada. Pero tú piensas: ‘¿Cómo que no pasa nada si tengo un cáncer?”.
Mujeres que han superado un cáncer
Cruz Álvaro, que ha superado un cáncer de mama que le diagnosticaron en enero de 2022, asegura que “te atribuyen una responsabilidad que no te corresponde, porque por más que luches, no está en tu mano. Puedes hacer todo lo que la ciencia diga que puedes hacer, pero hasta ahí”.
A Macarena Bohórquez, otra de las elegidas, le diagnosticaron un sarcoma de partes blandas a los 34 años. Se trata de un cáncer poco frecuente (entre el 1 y el 3% de los cánceres diagnosticados en toda España). “Esto significa que no hay tanta investigación y, por lo tanto, no existen demasiados tratamientos para combatirlos. Y esto da mucho miedo, sobre todo en la fase diagnóstica”, explica.
A Macarena Bohórquez, otra de las elegidas, le diagnosticaron un sarcoma de partes blandas a los 34 años. Se trata de un cáncer poco frecuente (entre el 1 y el 3% de los cánceres diagnosticados en toda España). “Esto significa que no hay tanta investigación y, por lo tanto, no existen demasiados tratamientos para combatirlos. Y esto da mucho miedo, sobre todo en la fase diagnóstica”, explica.
Te atribuyen una responsabilidad que no te corresponde.Macarena está de acuerdo con Cruz: “A mí el término me incomoda, porque yo no he elegido luchar. El primer día que alguien me lo dijo, respondí: ‘Mira, si esto fuera de luchar yo no tendría el miedo que tengo ahora, porque yo sé luchar como una bestia’. Pero la sensación que me daba ir al médico era de impotencia. Yo preguntaba: ‘¿Qué puedo hacer?’ y me respondía que ‘nada’ cada vez. La sensación es de no poder más que esperar, ponerte en manos de los médicos, hacer cosas que te sientan bien y rezar porque la medicina haya llegado a donde tú necesitas y que todo vaya bien”.
Macarena Bohórquez.
Otra de las seleccionadas es Marta Castillo, diagnosticada de cáncer de mama en 2019. Para reflejar esta realidad, compartió en redes sociales una publicación de la consultora Acompasar, especializada en comunicación compasiva de cáncer y fin de vida, en la que se corrige el siguiente titular: “Actriz Shanen Doherty pierde batalla contra el cáncer” por el de “Actriz Shanen Doherty muere a causa del cáncer de mama”. “Doherty no perdió la lucha contra el cáncer, porque la enfermedad no se combate, se trata. Por eso no se debe responsabilizar a las personas que la padecen de los resultados de “guerras” o “batallas” que no decidieron librar”.
Marta Castillo.
El entorno familiar y de amistad
Ana Ibáñez, neurocientífica experta en el entrenamiento para el alto rendimiento cerebral de equipos deportivos en todo el mundo, va a trabajar con estas mujeres antes de que emprendan su aventura por la Antártida para que el viaje “además de un reto, sea también un regalo”. Ana afirma que es normal que no se sientan comprendidas, y que solo lo harán por completo por aquellos que hayan pasado lo mismo.Las expedicionarias reconocen que al comunicar que se padece la enfermedad cada persona reacciona lo mejor que puede, o que sabe. Ese proceso también es duro: “Esperas un ‘¿qué necesitas?’, ‘¿cómo puedo ayudarte?’. Pero recibes una mirada de pena”, explica Cruz. “Es cierto que la gente que pretende ayudarte, positivizar y darte un halo de esperanza te dice que no pasa nada. Pero tú piensas: ‘¿Cómo que no pasa nada si tengo un cáncer?”.
Es cierto que la gente que pretende ayudarte.Macarena cuenta su experiencia: “Yo soy una persona fuerte en general, y he intentado que los míos no me vieran mal para protegerlos, porque una de las cosas que más me ha dolido de la enfermedad es hacer sufrir involuntariamente a mi entorno. La gente hace lo que puede, pero lo que les costaba más en mi caso es que el día que yo necesitaba desahogarme, el día que necesitaba llorar, expresar mis miedos... Ese día intentaban animarme lo mejor que podían: ‘Venga, mujer, que no pasa nada’. Y yo lo que necesitaba era llorar, era quejarme. Porque cuando vas al oncólogo y le preguntas si vas a vivir, te dice mirándote a los ojos: ‘Vamos a esperar las pruebas, vamos a ver los tratamientos, paso a paso’. No te dice: ‘Claro, verás como va a salir bien’”.
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