Usar solo cantidad de cosméticos que tu piel necesita. Es la directriz que defiende la facialista y cosmetóloga Esther Moreno, fundadora de EM Studio. Ella lo deja claro: "En cosmética, más no siempre es más. La clave está en la dosis justa. Y esa diferencia entre una piel luminosa y una piel saturada puede estar, literalmente, en una gota".
¿Por qué 3 gotas y no 3 pipetas? Porque los cosméticos bien formulados están pensados para actuar con muy poca cantidad. Y porque tu piel no necesita (ni puede absorber) tanto producto de golpe. Esther lo explica así: “Lo importante es que el producto penetre, no que chorree”.
La perspectiva cambia cuando hablamos de sérums con retinoides: en este caso menos aún, y con cabeza. Si aplicamos retinoides (y especialmente de concentraciones elevadas), la palabra mágica es prescripción. No porque necesites una receta médica, sino porque es un activo que debe usarse con criterio y con una rutina que acompañe: limpieza previa, adaptación progresiva y cuidado posterior.
Por último, Esther Moreno recuerda algo que muchas veces olvidamos en el furor del autocuidado: no se trata de aplicar todo lo que tienes en el tocador. Se trata de elegir bien, alternar con sentido y aplicar con precisión. “No mezcles productos activos la misma noche si no sabes cómo actúan juntos. Y sobre todo, escúchate: la piel habla, y muchas veces solo necesita que la mimes… no que la sobrecargues”, concluye.
Dosis justa de sérum
La facialista Esther Moreno explica que normalmente cuando se usa un nuevo sérum, normalmente se agita como si de un cóctel mágico se tratara y se aplica una pipeta entera con la esperanza de conseguir un rostro resplandeciente al instante. ¿El problema? Que eso no funciona así.¿Por qué 3 gotas y no 3 pipetas? Porque los cosméticos bien formulados están pensados para actuar con muy poca cantidad. Y porque tu piel no necesita (ni puede absorber) tanto producto de golpe. Esther lo explica así: “Lo importante es que el producto penetre, no que chorree”.
Para los sérums concentrados, su recomendación es clara: “Entre 3 y 5 gotas por todo el rostro, distribuidas estratégicamente”, o lo que es lo mismo, una gota en cada mejilla, una en la frente, otra en la barbilla… y listo. Masajea suavemente hasta que se absorba y evita saturar la piel.
La perspectiva cambia cuando hablamos de sérums con retinoides: en este caso menos aún, y con cabeza. Si aplicamos retinoides (y especialmente de concentraciones elevadas), la palabra mágica es prescripción. No porque necesites una receta médica, sino porque es un activo que debe usarse con criterio y con una rutina que acompañe: limpieza previa, adaptación progresiva y cuidado posterior.
“La piel necesita una fase de adaptación, lo que llamamos retinización”, recuerda Esther. Por eso, su pauta es empezar aplicándolo dos o tres noches a la semana y observar cómo responde la piel. ¿Cuánto? “Una gota por zona del rostro, y solo si la piel está preparada”, apunta la facialista.
La piel necesita variedad y estrategia, no rigidez.
La limpieza también tiene su dosis
Otro de los errores comunes es el exceso de limpiador. Esa espuma abundante que parece de anuncio no siempre es sinónimo de eficacia. “Para los geles limpiadores, una cantidad del tamaño de una avellana es más que suficiente. Si es en textura líquida, una pequeña presión del dosificador basta”, explica Moreno. Y sí, siempre doble limpieza por la noche, sobre todo si te has maquillado o aplicado protector solar.¿Y la dosis exacta con el producto incorrecto?
Si hay algo que Esther recalca es que la piel necesita variedad y estrategia, no rigidez. No se trata de usar lo mismo cada noche, sino de alternar productos en función de cómo está la piel ese día. Así, recomienda establecer rutinas cíclicas: noches de renovación con exfoliantes químicos, noches de recuperación con hidratantes reparadores y noches con activos transformadores como los retinoides. “La piel no necesita lo mismo cada día, y no hay necesidad de insistir con un solo producto todas las noches. Alternar es la clave del equilibrio y la eficacia a largo plazo”, asegura.Por último, Esther Moreno recuerda algo que muchas veces olvidamos en el furor del autocuidado: no se trata de aplicar todo lo que tienes en el tocador. Se trata de elegir bien, alternar con sentido y aplicar con precisión. “No mezcles productos activos la misma noche si no sabes cómo actúan juntos. Y sobre todo, escúchate: la piel habla, y muchas veces solo necesita que la mimes… no que la sobrecargues”, concluye.
Comentarios
Publicar un comentario