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Alteraciones en la microbiota intestinal pueden agravar la rosácea

La relación entre intestino y piel es bidireccional y está mediada por una compleja red de comunicación entre el sistema inmune, endocrino, nervioso y la microbiota intestinal y cutánea. ¿Esta relación afecta a patologías cutáneas como la rosácea? La doctora Cristina Eguren, dermatóloga, vicecoordinadora del GEDET y directora de la Clínica Eguren en Madrid, responde a esta y otras preguntas relacionadas con este trastorno".

Rosácea y microbiota intestinal

Rosácea e intestino

"En el caso de la rosácea, alteraciones en la microbiota intestinal pueden desencadenar o agravar la inflamación cutánea a través de mecanismos como desequilibrios en la barrera intestinal o disbiosis y translocación de bacterias o paso de toxinas a la sangre", comenta Cristina Eguren. 

Al mismo tiempo, la experta explica que evidencia científica que asocia la rosácea con el SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en intestino delgado) y con infecciones por Helicobacter pylori y se ha visto que tratar estos desequilibrios puede mejorar los síntomas en la piel.

Por todo ello, entender y abordar este eje abre una nueva dimensión terapéutica en el tratamiento de la rosácea.

Tratamientos para modular la microbiota 

Modular la microbiota intestinal puede ser una herramienta terapéutica clave en pacientes con rosácea, especialmente en aquellos casos donde identificamos una disbiosis intestinal como el SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en intestino delgado), una infección por Helicobacter pylori o patrones compatibles con inflamación intestinal crónica.

Estos son algunos de los tratamientos más eficaces, según la doctora de GEDET:

Dieta antiinflamatoria personalizada, rica en fibra, polifenoles y antioxidantes, que favorece la diversidad bacteriana y reduce la inflamación sistémica. Evitamos alimentos ultraprocesados, azúcares refinados y grasas saturadas.
Antibióticos específicos, como rifaximina o incluso antibióticos herbáceos (atrantil, quinta esencia), que permiten reducir el sobrecrecimiento bacteriano de forma controlada.
Probióticos y prebióticos seleccionados, capaces de restaurar un ecosistema intestinal sano. Los postbióticos también están emergiendo como herramientas prometedoras.
Metformina, un fármaco que puede modular la microbiota y reducir niveles de inflamación crónica y que utilizamos con éxito en ciertos perfiles de pacientes.
Buen descanso, la actividad física regular y el control del estrés, factores todos ellos que influyen directamente sobre la microbiota y la inflamación de bajo grado.

Modular la microbiota intestinal puede ser clave en pacientes con rosácea.
Todo esto forma parte de una estrategia integrativa y científica, que no reemplaza sino que complementa el tratamiento dermatológico clásico, mejorando su eficacia y la evolución a largo plazo del paciente.

Errores más comunes al tratar la rosácea

  • No diagnosticar adecuadamente: muchas veces se confunde con acné o dermatitis.
  • Tratar con cosmética que aporte un exceso de grasa a la piel: esto potencia la función sebácea incrementada que está en el origen a nivel cutáneo de la rosácea
  • Recurrir a ciclos repetidos de antibióticos sin una estrategia de mantenimiento o sin tratar la causa subyacente.
  • Desestimar el impacto del estilo de vida, alimentación o salud intestinal.
  • Buscar solo soluciones rápidas o estéticas sin tener en cuenta la naturaleza crónica y multifactorial de la rosácea.



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