La alimentación tiende a descuidarse durante el periodo
estival, provocando el aumento de peso sin apenas percibirlo hasta que
ya es demasiado tarde. Algunos estudios aseguran que la media está en un
incremento que supone cerca de los dos kilos y medio. La mejor manera
de evitar este descontrol es mantener una dieta equilibrada y por ello
los nutricionistas recomiendan la dieta mediterránea.
La Fundación Española del Corazón
(FEC) alerta sobre la importancia de mantener una buena alimentación,
ya que la calidad de ésta influye directamente en la salud de
nuestro corazón, pudiendo llegar a reducir hasta un 30% el riesgo de
enfermedad cardiovascular y disminuir hasta un 70% (Según el Lyon Diet Heart Study ) las probabilidades de volver a padecer una patología cardiovascular si ya hemos sufrido un evento de esta índole.
Meritxell
Gómez, experta del Programa NUSA, apunta algunos sencillos consejos que
nos permitirán preparar una “neverita” cardiosaludable para disfrutar
de la comida en la playa o, en general, fuera de casa. Disfrutar del
verano no está reñido con cuidar nuestra salud cardiovascular:
- Frutas y verduras: además de aportarnos vitaminas y antioxidantes, ayudan a estar hidratados durante los días de más calor.
- Bocadillos
de pan integral con alimentos bajos en grasas saturadas (queso fresco,
carnes blancas, embutidos magros o atún, por ejemplo) complementados con
verduras y hortalizas crudas (lechuga, tomate, espárragos, etc.).
- Tomate y aceite de oliva para los aliños, con alto contenido de grasas insaturadas, muy buenas para combatir el colesterol.
- Frutos secos para un tentempié muy cardiosaludable cuando apetece picar entre horas.
- Los
yogures bebibles son una buena opción. Las personas que necesitan
reducir el colesterol pueden incorporar también lácteos reductores de
colesterol con esteroles vegetales.
- Mantener la hidratación principalmente con agua y zumos de fruta.
Además desde la FEC recuerdan que Los
ácidos grasos omega–3, que aportan el pescado azul, algunos frutos
secos, las espinacas o la lechuga, tienen un papel importante en la
prevención de enfermedades cardiovasculares, ya que contribuyen a
reducir el colesterol y los triglicéridos, ayudan a controlar la presión
sanguínea, tienen propiedades antiinflamatorias y actúan como mecanismo
de prevención ante arritmias y trombos.
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