Los alimentos son fundamentalmente energía. Así de claro lo
dice el doctor Jorge Pérez-Calvo, experto en medicina natural, en su libro
¡Revitalízate! (Ed. RBA). Y después añade, “en realidad, todo el universo lo
es". Partiendo de esta base, “la nutrición energética trata de
aplicar los principios energéticos universales que rigen todos los fenómenos a
los alimentos”, especifica el autor en declaraciones a Claves de Mujer. ¿Qué se consigue con ello? Conocer los efectos que puede
tener aquello que ingerimos tanto sobre nuestro organismo como sobre nuestra salud.
Nutrición energética
En realidad, esta teoría traslada a las
pautas alimentarias lo que se conoce como polaridad energética o principio de
los opuestos, el yin y el yang. La atracción que ejercen ambos polos realmente
responde a una búsqueda de equilibrio y armonía que es la que al final debe guiar nuestra alimentación, matiza el doctor.
“Al conocer qué efectos van a tener los alimentos sobre nuestro
estado, podemos escoger qué comer en función de lo que queramos conseguir. Por eso
consideramos que entender y aprender lo que es la nutrición energética es una
forma de poder alimentarse con sentido y con propósito.”
Los alimentos yin son expansivos y los yang, contractivos.
Entre los primeros, podemos encontrar verduras, frutas, lácteos, alimentos
procesados, endulzantes, estimulantes (té negro, café, cola, etc.), aliños
(margarina, manteca de cerdo…) y químicos y drogas; mientras que los yang son
los pescados y mariscos, ciertos condimentos, semillas y frutos secos, algunas
verduras, aliños (vinagre de arroz, jengibre, jugo de limón, etc.) y determinadas
bebidas como zumos, sidra, vino...
Para aplicar la correcta combinación de cada alimento se han
de tener en cuenta varios aspectos. El experto nos pone un ejemplo:
“Si deseo concentrarme, es decir, poder recoger la energía para focalizarme sobre algo en concreto, pero además tengo sofocos porque estoy empezando con la menopausia, no me interesa recalentarme más, entonces como ya sé que los alimentos picantes son muy expansivos, esto es, envían la energía hacia fuera, en este caso, deberé evitarlos.”
Temperatura y equilibro
Este sistema también permite conocer la temperatura de los
alimentos y consecuentemente cómo repercuten en la temperatura corporal. Se
sabe que el pimiento verde es más frío que el rojo, la mandarina verde lo es
más que la naranja o la que la manzana verde es más fresca que la roja. En general, los
alimentos crudos son más fríos que los cocinados, pero el nutricionista
advierte que mediante la cocción también se puede transformar un alimento caliente
en frío y viceversa. Otra de las características, por lo tanto, de esta
forma de entender la nutrición es la manera de cocinar lo alimentos, ya que ésta influye en
su energía que se verá alterada a su vez en función del modo en que los
preparemos e incluso de cómo los cortemos.
En general, según esta forma de entender la nutrición "la dieta más equilibrada y saludable es la que se basa en
alimentos de calidad ecológica, es decir, la que evita los alimentos que contienen
tóxico como pesticidas, químicos, etc., transgénicos, y la que elude los alimentos
extremadamente expansivos y contractivos. Lo ideal es una dieta basada en
cereales integrales, legumbres, semillas, verduras y frutas de temporada,
pescado, proteínas de origen vegetal, algas, aceites de primera presión en frio, y
agua de buena calidad como alimentos principales."
A continuación una receta veraniegas recogida del libro¡Revitalízate!
“Este plato nos aporta energía y además refresca de forma ligera y digestiva.”
Ensalada veraniega con quinoa (para 2-3 personas)
Ingredientes:
1 taza de quinoa
8 rabanitos (cortados a cuartos)
2 zanahorias (ralladas, con una pizca de sal y rociadas con unas gotas de limón)
1 pepino (pelado y cortado a dados)
1 tazas de agua minera o zumo de zanahoria
1 cucharadas de pasas
Vinagre de umeboshi
1 cucharadita de ralladura de limón y algunas semillas de calabaza o girasol (tostado)
8 rabanitos (cortados a cuartos)
2 zanahorias (ralladas, con una pizca de sal y rociadas con unas gotas de limón)
1 pepino (pelado y cortado a dados)
1 tazas de agua minera o zumo de zanahoria
1 cucharadas de pasas
Vinagre de umeboshi
1 cucharadita de ralladura de limón y algunas semillas de calabaza o girasol (tostado)
Aliño:
4 cucharadas de agua mineral y perejil picado
2 cucharadas de aceite de sésamo y una de aceite de lino
1 cucharada de salsa de soja
2 cucharadas de aceite de sésamo y una de aceite de lino
1 cucharada de salsa de soja
Preparación
1. Lavar bien la quinoa y escurrir.
2. Poner el agua en una cacerola, tapar y llevar a ebullición. Añadir la quinoa, la ralladura de limón y una pizca de sal. Tapar, poner el difusor de calor, bajar le fuego y hervir a fuego lento durante 20-25 minutos. 3. Dejar enfriar en una fuente antes de mezclar con las verduras.
4. Rociar los rábanos y el pepino con unas gotas de vinagre de umeboshi; mezclar bien y dejar macerar un mínimo de 30 minutos.
5. Preparar el aliño batiendo enérgicamente todos sus ingredientes.
6. Montar la ensalada mezclando todos los ingredientes y aliñar.
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