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Enfermedades cardiovasculares y renales: ¿cuál es su verdadero vínculo con el COVID-19?

Uno de los aspectos sobre el COVID-19 de los que se ha informado es que las personas que padecen enfermedades cardiovasculares (ECV) y/o renales tienen un riesgo mayor de sufrir complicaciones o de fallecer si contraen el virus. Para aportar más información sobre este tema, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) ha desarrollado a través de su plataforma online Sermergenvivo un especial en donde ha aclarado distintos puntos del vínculo entre este coronavirus y las patologías mencionadas. 

Enfermedades cardiovasculares y renales y su vínculo con Covid-19


En este punto de encuentro, han intervenido distintos expertos, entre ellos, los doctores José Luis Llisterri, presidente de Semergen; Vicente Pallarés, médico de Familia y coordinador del Grupo de Trabajo -GT- de Hipertensión Arterial y Enfermedad Cardiovascular de Semergen; y José Luis Górriz, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, y miembro del GT de Hipertensión Arterial y Enfermedad Cardiovascular la misma sociedad científica.

Los participantes han destacado una serie de ideas claves que se resumen del siguiente modo:


Mismas posibilidades de infección

Los pacientes con ECV (Hipertensión arterial, diabetes, insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica, etcétera) tienen las mismas probabilidades de desarrollar la infección que causa el COVID-19, que aquellos que no padecen ninguno de estos trastornos.

Más mortalidad con la edad y con ECV

La mortalidad aumenta con la edad, así como con la coexistencia de enfermedad cardiovascular, en cuyos pacientes alcanza tasas del 13,2% (según los últimos datos disponibles). Si en estos pacientes se desarrolla COVID-19, las posibilidades de complicaciones son mayores, es decir, son pacientes de riesgo.

Inestabilidad en ECV crónica

La ECV crónica estable puede hacerse inestable como consecuencia de la inflamación sistémica y de los efectos procoagulantes inducidos por la infección vírica. El aumento de la actividad inflamatoria sistémica y procoagulante puede persistir tiempo después de la resolución de la infección respiratoria. Para el doctor José Luis Llisterri, “esto es importante para evaluar el impacto en la morbimortalidad a corto y medio plazo en personas con ECV que han sufrido la infección por SARS-Cov-2”.

Efecto a medio y largo plazo

Se cree que es posible inferir que se produzca un incremento en la mortalidad cardiovascular a medio y largo plazo (muerte súbita extrahospitalaria, ruptura cardiaca o infartos). En este sentido, un reciente registro de la Sociedad Española de Cardiología alerta sobre la disminución significativa de la actividad en la cardiología intervencionista, “con una reducción del 40% en el tratamiento del infarto durante el estado de alarma”, subraya Llisterri. 


Corazón y Covid 19

 

 


 

 

 

 



 

 

¿Se debe ir al médico? 

Las personas con enfermedades cardiovasculares deben evitar acudir a la consulta de Atención Primaria si no es necesario. Igualmente tienen que cumplir con las recomendaciones de protección y de cuarentena y con el tratamiento farmacológico prescrito. No deben abandonar la medicación por ningún motivo sin consejo médico.

El autocuidado: vital

El autocuidado tiene especial importancia en estos pacientes. “Siempre que sea posible, se debe registrar autocontrol de la presión arterial, frecuencia cardíaca, temperatura, frecuencia respiratoria, saturación de O2, glucemia y peso”, dice el doctor Vicente Pallarés. Además, el doctor Llisterri, añade que“se debe consultar siempre ante la aparición de alteraciones en estos parámetros y/o ante signos y/o síntomas de alarma que pueden no deberse a COVID-19”.

¿Cuándo ir a urgencias?

Si hay síntomas de alarma no se tiene que dudar y hay que acudir a urgencias. Los pacientes con una urgencia cardiovascular, con síntomas de angina o infarto de miocardio, arritmias, dolor torácico inexplicable, aumento de la disnea en paciente con insuficiencia cardíaca,...deben llamar al 112 para activar el código infarto o establecer la derivación oportuna al hospital. El miedo de los pacientes a contagiarse puede ocasionar la no demanda de asistencia médica en caso de urgencia. Los centros de salud y los servicios hospitalarios siguen funcionando. Si resulta necesario realizar pruebas complementarias (ECG, analítica, Rx…) deben hacerse.

Seguir con los tratamientos

No abandonar tratamientos. Como subraya el doctor José Luis Górriz, “la suspensión de nuevos tratamientos por cualquier motivo o duda en su manejo (como pueden ser los inhibidores del co-transportador sodio-glucosa tipo 2 -iSGLT2-) puede privar a los pacientes de importantes beneficios cardio-renales”. En esta situación el contacto con Nefrología por vía telemática puede ayudar a aclarar dudas en dicho manejo, en el caso de que surjan.

Técnicas domiciliaras y pacientes renales

En pacientes renales que precisan diálisis, las técnicas domiciliarias (como la diálisis peritoneal o la hemodiálisis domiciliaria) suponen una gran ventaja, “ya que el paciente permanece en casa, tiene menor probabilidad de infectarse y de infectar a los demás, y evita el enorme coste que supone una logística compleja de tratamiento (generalmente en el hospital)”, señala el doctor Górriz. En este sentido, la Sociedad Española de Nefrología ha iniciado un registro de personas con infección por SARS-Cov-2 que, en poco más de dos semanas, ha reclutado a cerca de 700 pacientes

Hipertensión y coronavirus

La importancia de la Atención Primaria 

Está claro que en situaciones de crisis sanitarias, la Atención Primaria es fundamental. “Esta constituye un nivel asistencial clave para el cuidado de la población con ECV y/o renal. Además, el seguimiento domiciliario es crucial en la detección precoz y rápida de los síntomas y/o signos de alarma en estos pacientes”, indica el presidente de Semergen.

Las ventajas de la telemedicina

En lo relativo a las nuevas formas de relacionarse que está dando lugar este virus, Pallarés ha afirmado lo siguiente: “Estamos asistiendo por un lado a una transformación de la relación médico-paciente y, por otro, observamos desde Atención Primaria cómo muchos de estos pacientes con enfermedades cardiovasculares y/o renales cumplen más y mejor con los consejos higiénico-dietéticos habituales y con el tratamiento farmacológico prescrito”. Este experto ha asegurado que en base a su experiencia, ha podido apreciar que sus pacientes no solo van entendiendo mejor que no hace falta que acudan como antes a su consulta, sino que también han puesto mucho más empeño en realizar actividad física, tomar menos sal… “En general, están haciendo las cosas mejor…y se sienten mejor”.

En esta misma línea, Górriz, reconoce que “muchos pacientes, médicos y gestores han sido hasta ahora reacios a las consultas telemáticas. Sin embargo, esta crisis ha demostrado la gran utilidad de esta estrategia tanto para una optimización de los cuidados como para la eficiencia del sistema”. En concreto, en el paciente con enfermedad renal crónica, especialmente en estadios avanzados y en la unidad cardiorenal, la teleconsulta ha permitido optimizar la atención. “La clave ha sido una formación previa del paciente, que se hace de forma habitual en colaboración con Enfermería; de esta manera, el enfermo conoce los parámetros a monitorizar, así como los signos de alarma, facilitando su manejo (incluyendo el ajuste de fármacos y recomendaciones generales)”.


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