Ángela Quintas, experta en trastornos digestivos: “Es muy importante que cuidemos la microbiota y los elementos que más la alteran como el estrés”
La experta en alimentación, licenciada en Ciencias Químicas y especialista en adelgazamiento y trastornos digestivos, Ángela Quintas, acaba de publicar ¿Por qué me duele la tripa? (Ed. Planeta). En este nuevo ejemplar, que lanza después de Adelgaza para siempre, Las recetas de Adelgaza para siempre y El secreto de la buena digestión, analiza los trastornos más habituales del estómago y aporta pautas nutricionales y recetas para cada uno de ellos. Claves de mujer ha entrevistado a la dietista-nutricionista para solventar algunas dudas relacionadas con estas afecciones tan comunes en la sociedad actual.
Foto: Carlos Ruiz B.K.
¿Por qué decides centrarte en el estómago en este nuevo libro?
La idea surge porque cada vez me estoy encontrando más gente en la consulta que está teniendo problemas intestinales, que viene por intolerancias, con esa sensación de “todo me sienta mal”. Entonces van al médico y les dice que todo está bien, sin embargo de repente comienzan a quitarse alimentos y no saben muy bien cómo hacerlo. Otro caso frecuente es por ejemplo la detección de una intolerancia a la fructosa y que para tratarla simplemente se ofrece una lista de alimentos que no se pueden ingerir, pero en el fondo estos pacientes se encuentran muy perdidos. Y es por todas estas circunstancias por las que me decidí a tratar estos trastornos en el libro.
Hay capítulo dedicado a la microbiota y a la disbiosis (desequilibrio) de la misma, ¿qué herramientas se disponen para localizar una posible alteración en este sentido?
Se puede hacer un análisis de microbiota. Para ello se coge una muestra de heces y con ella podemos saber qué cantidad tenemos de las distintas bacterias, es decir, la variedad y la concentración de las mismas. Pero es verdad que si todo funciona bien y no se presentan distensiones o molestias, no tiene que estar funcionando mal.
Entonces, ¿cuáles podrían ser los síntomas de alarma?
Si yo tengo diarreas, un estreñimiento crónico o me hincho a lo largo del día y presento malestar o noto que todo lo que como me sienta mal, que ingiera lo que ingiera me noto inflado como un globo… Pues es probable que nuestra microbiota se encuentre alterada o en disbiosis.
¿Y cuál sería el tratamiento?
Lo primero que tenemos que hacer es identificar el problema e intentar encontrar la causa que lo ha desencadenado. No es lo mismo tener una Helicobacter Pylori que una hernia de hiato o presentar una disbiosis, sin más. Una vez identificado el motivo, es necesario repasar lo que se está comiendo. Muchas veces en estas patologías hay que eliminar determinados alimentos. Por ejemplo, en el caso de una candida albicans se deben quitar de la dieta tanto las frutas como los lácteos. Entonces, a consecuencia de esta limitación puedo desarrollar un déficit nutricional. Por ello, se debe elaborar una manera de comer con una dieta o un menú para que no se produzcan carencias. Una vez hecho esto hay que intentar reparar o solucionar ese problema. ¿Cómo lo puedo hacer? Recurriendo a cepas probióticas específicas para cada caso, porque los probióticos son cepas y dosis dependientes, es decir, dependen de la cepa y de la dosis que se emplee, y al mismo tiempo es posible complementar con prebióticos también y a otras alternativas.
En el libro dedicas un capítulo a la hernia de hiato y el reflujo gastroesofágico, ¿qué opciones hay en este sentido al margen de medicamentos como el omeprazol?
Una hernia de hiato, ¿qué es? Se produce cuando un trozo de tu estómago pasa por encima del diafragma de tal modo que el estómago deja de ser estanco. Por otra parte, hay que tener en cuenta que precisamente el estómago se encuentra recubierto de una capa de mucosa que permite que en su interior haya una serie de sustancias ácidas. Sin embargo, el esófago carece de esa capa de mucosa de tal manera que cuando se posee una hernia de hiato, esa comida impregnada en ácidos sube hasta el esófago, que es lo que llamamos el reflujo, y por este motivo puede producir un daño. Cuando yo tomo un omeprazol o un inhibidor de la bomba de protones, lo que hago es que esa comida que está subiendo, ese reflujo, no sea ácido y no me produzca esa quemazón.
Hay casos en los que se puede adoptar una dieta que produzca la menor cantidad de reflujo posible. Yo siempre les digo a mis pacientes: “Piensa que tienes una irritación, ¿qué sería lo que no tomarías o no añadirías sobre una herida? Así, esos productos que van a provocar que dicha alteración sea mayor, como por ejemplo el café, los cítricos, los picantes… y que ayudan a incrementar esa sintomatología, han de procurar evitarse. Al mismo tiempo, es posible usar cepas probióticas específicas para intentar reparar esa parte del esófago que está dañada. Lo que yo no voy a poder curar nunca es una hernia de hiato porque es algo físico a no ser que hagamos una operación, pero sí que es verdad que al incorporar ciertas medidas se mejora la calidad del paciente.
También hablas de adelgazar, y comentas que es importante mantener unos porcentajes adecuados de proteínas e hidratos de carbono, ¿cómo se calcula esta proporción?
Cuando nosotros hacemos una dieta de control de insulina en la que se toma hidrato de carbono y proteína, lo ideal es que sea un 50 por ciento en ambos casos. Es decir, que a nivel visual en el plato, el 50 por ciento sea una verdura o una ensalada, y el otro 50 por ciento sea una proteína. Esta a su vez ha de ser baja en grasa, de calidad, porque los alimentos muy grasos son los que permanecen más tiempo en nuestro estómago y los que al final producen mayores molestias estomacales.
Por último, ¿qué consejos nos das para sufrir menos trastornos estomacales?
Es muy importante que cuidemos la microbiota y los elementos que más la alteran. Uno es el estrés, que debemos intentar controlar, sé que es fácil decirlo, pero es una de las causas más importantes de la disbiosois. Luego están el consumo de determinados fármacos como antibióticos, corticoides, antiinflamatorios, pero también el sobrepeso o los alimentos ultraprocesados… Podemos hacer muchas cosas para que nuestra microbiota esté sana.
'¿Por qué me duele la tripa?'
En el libro ¿Por qué me duele la tripa?, la autora Ángela Quintas aborda trastornos digestivos detallados, con una explicación clara de qué son y cómo se desencadenan. Asimismo, añade opciones para su abordaje mediante unas pautas alimentarias concretas. Son estos:
- Candidiasis.
- Sobrepeso y obesidad.
- Estreñimiento.
- Alergias e intolerancias.
- Helycobacter Pylori.
- Hernia de hiato.
- Disbiosis grave.
- Déficit de DAO.
- Diverticulitis.
Como colofón, incluye más de 30 recetas que permiten mantener una microbiota equilibrada. Algunas de ellas son Arroz integral con proteína, Ternera salteada con piña y jengibre o Natillas de manzana…
Probióticos y prebióticos
Quintas explica en su última publicación qué son los probióticos y los prebióticos. Los primeros son microorganismos vivos (bacterias o levaduras) que si se administran en cantidades adecuadas suponen un beneficio para la salud del huésped. “Está probado que estos microorganismos vivos ejercen efectos positivos sobre la salud y el bienestar de nuestra microbiota intestinal”. Para tratar cada trastorno se debe acudir a cepas específicas que ha de determinar un experto.
Por otro lado, los prebióticos constituyen un grupo de alimentos funcionales y fibras no digeribles por el intestino que desarrollan un papel beneficioso para el organismo. De hecho, “sirven de alimento para las bacterias que forman parte de la microbiota del aparato digestivo”. Se hallan en alimentos de consumo habitual como la cebolla, el tomate, los puerros, los ajos, los plátanos, los espárragos o el trigo integral, junto a otros muchos.
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