El café es una bebida
sometida a numerosos estudios, cada uno de los cuales concluyen recomedanciones diversas, de modo que al final los amantes de esta bebida se encuentran con que no saben muy bien si tomarla o no es nocivo para la salud. Los nutricionistas suelen decir que no hay alimentos buenos ni malos, y que por tanto el que sea
perjudicial o beneficioso dependerá del consumo que haga cada persona y de su
organismo. Así nos lo ha ratificado el doctor Ángel Gil, presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (Finut)
La doctora Virginia Vicario, endocrina, dermatóloga especializada en medicina estética de Clínicas Vicario, ha explicado a Claves de Mujer que el café como cualquier otro alimento tiene sus propiedades, pero si lo tomamos en exceso es un excitante del sistema nervioso. "De hecho, también un exceso de café al día puede llegar a provocar úlcera de hiato, de páncreas y otras alteraciones orgánicas. Si sabemos dosificar la cantidad de forma equilibrada o prudente, nos puede beneficiar. Un café por la mañana al levantarnos nos despeja y nos da ese punto de energía que es tan necesario al empezar el día. La cafeína que lleva el café también sabemos que es muy beneficiosa para la celulitis, pero claro, aplicada en cremas con fórmulas magistrales y de forma tópica."
La moderación es la clave, por tanto, al consumir esta bebida. De hecho, así lo afirman en la página de la European Food Information Council (EUFIC):
La cantidad de cafeína que contiene cada café dependerá del tipo del mismo. Según comenta Marino Petracco, científico del café de Illy (Italia), a la hora de prepararlo, un mayor tiempo de contacto con el agua tiene como resultado una bebida con más cafeína. También algunos expertos aseguran que no es lo mismo consumirlo recién hecho, que tiempo después tras haberlo conservado en la nevera, por ejemplo, ya que parte de sus propiedades pueden verse disminuidas.
No todo es negativo en la cafeína, tiene sus ventajas también. "Esta sustancia -comenta Petracco- tomada con moderación tiene efectos estimulantes, manteniéndonos alerta y ayudando a mejorar la concentración." Es más, el especialista asegura que la European Food Safety Autority declaró recientemente que
El café, por tanto, al igual que el resto de los alimentos, no es ni bueno ni malo. Es una bebida que puede formar parte de la alimentación de una persona sana adulta, siempre que lo consuma de una manera moderada y sin que perjudique nuestra salud.
Fórmulas para potenciar los beneficios del café
La doctora Virginia Vicario, endocrina, dermatóloga especializada en medicina estética de Clínicas Vicario, ha explicado a Claves de Mujer que el café como cualquier otro alimento tiene sus propiedades, pero si lo tomamos en exceso es un excitante del sistema nervioso. "De hecho, también un exceso de café al día puede llegar a provocar úlcera de hiato, de páncreas y otras alteraciones orgánicas. Si sabemos dosificar la cantidad de forma equilibrada o prudente, nos puede beneficiar. Un café por la mañana al levantarnos nos despeja y nos da ese punto de energía que es tan necesario al empezar el día. La cafeína que lleva el café también sabemos que es muy beneficiosa para la celulitis, pero claro, aplicada en cremas con fórmulas magistrales y de forma tópica."
¿Qué cantidad diaria tomar?
La moderación es la clave, por tanto, al consumir esta bebida. De hecho, así lo afirman en la página de la European Food Information Council (EUFIC):
"Un consumo diario moderado de cafeína, de hasta 300 mg, no tiene que presentar un riesgo para la salud, siempre que se tengan unos hábitos de vida sanos (en cuanto a la alimentación, al consumo de alcohol y de tabaco, al ejercicio, etc.)."
La cantidad de cafeína que contiene cada café dependerá del tipo del mismo. Según comenta Marino Petracco, científico del café de Illy (Italia), a la hora de prepararlo, un mayor tiempo de contacto con el agua tiene como resultado una bebida con más cafeína. También algunos expertos aseguran que no es lo mismo consumirlo recién hecho, que tiempo después tras haberlo conservado en la nevera, por ejemplo, ya que parte de sus propiedades pueden verse disminuidas.
La cafeína en la sangre
En cualquier caso, cada persona tiene una sensibilidad distinta hacia la cafeína. Esta sustancia entra en el torrente sanguíneo y tarda una media de cuatro horas en ser expulsada por medio de la orina. Sin embargo, hay personas que metabolizan de forma más lenta la cafeína, y esto puede generar alguna complicación, según especifican los expertos de Eufic.
En este sentido, la doctora Vicario nos aclara que cada organismo es muy distinto y por lo tanto puede haber personas a las que la cafeína solo de un café en ayunas les acelere de manera exagerada. "Incluso con un solo café y si es muy fuerte, las personas sensibles con el sistema nervioso en alerta, suelen acusar mucho más la percepción de la cafeína, notando por ejemplo que el pulso se les acelera, un nerviosismo incipiente, sobre todo, a veces una intranquilidad que por supuesto no es aconsejable para nadie. En contrapartida, existen individuos que pueden llegar a tomarse hasta seis cafés al día hasta de mala calidad y simplemente observan que les va bien para seguir el ritmo diario. Todos los extremos son malos, de manera que de forma general diremos que lo aconsejable es tomar un café por la mañana y si necesitamos tomar algún otro café que sea descafeinado. Hoy lo tenemos muy fácil porque podemos encontrar todo tipo de intensidades de café, incluso descafeinados con sabor muy intenso para los más cafeteros."
¿A qué hora y cuándo es mejor tomarlo?
Si hubiera que acotar un horario para su ingesta, lo ideal sería por la mañana, como muy tarde hasta las 12 (mejor 11,30), y por la tarde, la hora tope serían las 17 horas, pues tomarlo después podría interferir en el descanso nocturno. Lo ideal es disfrutarlo fuera de las comidas o espaciarlo, ya que interfiere en la absorción de hierro de los alimentos.
Las variedades de café
De entre todas las variedades, Vicario nos aconseja el descafeinado porque carece de cafeína, la sustancia que se puede considerar más "perjudicial" en algunos casos. Pero hay otras alternativas, como el café de Malta, la achicoria… tan naturales como el propio café, y que además no tienen cafeína. También podemos alternarlo con un té, pero en este caso conviene elegirlo diurético, sin teína.
¿Engorda el café?
Todos los productos alternativos citados, al igual que el propio café no engordan ni adelgazan, y por supuesto tomados en un momento de sensación de hambre a media mañana o media tarde, ayudan a quitar el apetito. Eso sí, hay que procurar no acompañarlos de otros elementos que sí pueden favorecer que cojamos unos kilos de más como el azúcar (se trata de intentar echar la menos posible o sustituirla por otros edulcorantes menos calóricos o incluso naturales). También está la opción de tomarlo solo.
Pesticidas en el café
Otro de los aspectos que suelen criticarse bastante del café es que sus plantas se suelen regar con numerosos pesticidas, sin embargo, el experto de Illy rebate esta crítica asegurando que "el cafetal realmente es una planta que no necesita mucha química, ya que la única plaga importante que aparece en algunos países es un hongo llamado la 'roya' del cafeto, que se combate rociando las hojas con tradicionales disoluciones de cobre. Además, el coste de los agrotóxicos es caro y generalmente se prefiere utilizar buenas prácticas agrícolas como la eliminación manual de las malas hierbas y la lucha integrada de insectos que atacan las plagas de forma natural."
Ventajas de beber café
No todo es negativo en la cafeína, tiene sus ventajas también. "Esta sustancia -comenta Petracco- tomada con moderación tiene efectos estimulantes, manteniéndonos alerta y ayudando a mejorar la concentración." Es más, el especialista asegura que la European Food Safety Autority declaró recientemente que
"la cafeína mejora el rendimiento deportivo, aumenta la capacidad de resistencia, y reduce la percepción de esfuerzo durante el ejercicio."
Conclusión
El café, por tanto, al igual que el resto de los alimentos, no es ni bueno ni malo. Es una bebida que puede formar parte de la alimentación de una persona sana adulta, siempre que lo consuma de una manera moderada y sin que perjudique nuestra salud.
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