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Andar rápido o 'power walking' y correr tienen beneficios similares, entonces ¿qué los diferencia?

¿Andar rápido o correr? Se trata de dos ejercicios muy parecidos, pues es evidente que cuando andamos o corremos se mueven los mismos grupos musculares, entre otros aspectos. No obstante, como las intensidades de una y otra actividad varían, el apoyo/impacto del pie, tanto en duración como en la forma o zona donde se posa, es distinto, así como el “sufrimiento” de las articulaciones implicadas resulta mayor en la carrera que en la caminata. Igualmente hay que tener en cuenta que si se busca una mayor pérdida de calorías, el ejercicio más intenso, que en este caso es el de correr, contribuye a que el desgaste sea superior, aunque todo dependerá de tu alimentación y, en general, de tu estilo de vida. Igualmente el trabajo cardiovascular es mayor en este caso. 

Beneficios de power walking

¿Qué es el 'power walking'?

Se sabe que correr puede ocasionar más lesiones y comprometer más las articulaciones. Sin embargo, algunos expertos aseguran que aunque caminar requiere un nivel de exigencia física menor, si se hace muy rápido (lo que se conoce como power walking) es posible que afecte de igual modo a las extremidades que la otra actividad.

El power walking o andar rápido, consiste en caminar a un ritmo más rápido de lo habitual pero sin llegar a correr. Se caracteriza también por el movimiento de los brazos de una forma natural, que deben balancearse de forma rítmica y alternativa, adecuándose a la zancada. Lo aconsejable es que se doblen por el codo con un ángulo aproximado de 90 grados. 

El 'power walking' o andar rápido, consiste en caminar a un ritmo más rápido de lo habitual pero sin llegar a correr.

En este movimiento rítmico se trabajan el abdominal y los glúteos, cuyos músculos se deben presionar ligeramente de forma consciente con la intención de fortalecer las dos zonas.

Los pasos no deben ser muy largos, lo ideal es ir con la pelvis por debajo del torso para conseguir una posición erguida, y los pies han de estar en paralelo al caminar. Estos deben colocarse a la misma distancia que el ancho de los hombros. Del mismo modo, uno de los pies debe permanecer siempre sobre el suelo, de modo que el impacto es algo menor que la carrera.

Beneficios de correr y andar rápido

Los beneficios de ambos ejercicios son esencialmente cardiovasculares, del aparato locomotor, psíquicos y, en general, favorecen el mantenimiento del peso.

Una de las investigaciones que apoya estas afirmaciones aparece en un estudio publicado en Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology, revista de la Asociación Americana del Corazón. La realizaron profesionales del mundo deportivo que analizaron a 33.060 corredores y 15.045 caminantes, y encontraron que la misma energía utilizada para caminar a una intensidad moderada y a un ritmo vigoroso dio lugar a reducciones similares en el riesgo para la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes y la enfermedad cardiaca coronaria.

 Qué es el power walking


 
Correr redujo el colesterol alto (4,3 por ciento), la diabetes (12,1 por ciento) y la enfermedad coronaria (45), y caminar lo hizo también pero en unas tasas algo superiores: en un 7 por ciento, 12,3 por ciento y 9,3 por ciento, respectivamente.

"Cuanto más corrieron y caminaron los participantes mejor eran los beneficios para su salud. Si la cantidad de energía empleada fue la misma entre los dos grupos, estos beneficios son comparables", apostilla Paul T. Williams, autor principal del estudio y científico del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, California (Estados Unidos). 

Los beneficios de ambos ejercicios son esencialmente cardiovasculares, del aparato locomotor, psíquicos y, en general, favorecen el mantenimiento del peso.

Otro estudio realizado por la Clínica Mayo, bajo el título Comparative Relevance of Physical Fitness and Adiposity on Life Expectancy, concluyó que las personas que caminan a paso ligero tienen una esperanza de vida más larga, y que esta actividad influyó en los diferentes niveles e índices de adiposidad. Además, estos hallazgos podrían ayudar a aclarar la importancia relativa de la actividad física y la adiposidad en la mortalidad. 

¿Qué elijo?

¿Por qué opción decantarse? Para responder a esta pregunta primero es necesario evaluar cuál es tu condición física, pero también otros aspectos como por ejemplo el tiempo del que dispones, qué objetivos persigues y que te gusta más, por citar algunos.

Si se opta por correr, hay que tener en cuenta que las condiciones físicas requeridas son mayores, por ello se desaconseja en casos de sobrepeso o en embarazadas, y en ambos casos es más adecuado andar. También hay que valorar el no sufrir problemas importantes de aparato locomotor (artrosis de rodillas o cadera, problemas podológicos con malas alternativas terapéuticas, etc.). En cualquier caso, mi recomendación siempre es consultar con algún experto que siempre es quien nos puede orientar mejor.




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