Lucir un cuerpo esbelto es el objetivo de muchas personas que quieren desprenderse de unos kilos de más, ¿pero qué ocurre cuando es al revés, cuando lo que se desea es engordar? En una sociedad donde las figuras bien torneadas, perfectas, sin un gramo de más, parecen ser las más saludables, encontrarse con casos que buscan todo lo contrario resulta extraño. Sin embargo, los hay, porque no hay que olvidarse que estar delgado no es sinónimo de estar bien alimentado. La cuestión radica en saber nutrirse y tanto la extrema delgadez como la obesidad pueden ser peligrosas porque detrás suele darse este desconocimiento, apunta Vanessa Buitrago, nutricionista de Medicadiet.
Comer para engordar
El tratamiento en ambos casos va a partir
de la misma base, consiste en cumplir el objetivo bajo una premisa crucial: alimentarse correctamente. El
inconveniente es que generalmente resulta más
complejo engordar que adelgazar. Este hecho puede deberse a cuestiones
genéticas y si bien las personas en esta situación presentan por lo general un metabolismo más acelerado, lo que en
cierto modo dificulta el éxito de su misión, también influyen otros elementos
como la personalidad, el ambiente, un exceso de actividad, el estrés, los
estados depresivos u otras enfermedades, aclara la nutricionista.
Para aumentar
de peso se requiere un mayor aporte energético. “Nosotros aconsejamos –prosigue Buitrago- enriquecer la dieta
con alimentos saludables. No se trata de consumir más grasas sin más, sino de que
las comidas sean los más concentradas posibles desde el punto de vista
energético o nutricional. No es lo mismo comerse un plato de pasta a secas que
un plato de pasta al que se le añade atún, queso y huevo”.
La mayoría de las personas que quieren
aumentar de peso suelen tener poco apetito, y para estimularlo lo ideal es no estar mucho tiempo sin comer, siendo
lo recomendable unas cinco o seis comidas al día, muy fraccionadas y no
demasiado copiosas.
Realizar ejercicio físico incrementa este deseo también. Normalmente en
estos casos se recomiendan actividades para aumentar la masa muscular, aunque
hay que analizar cada situación.
Ante la creencia errónea de que lo que se debe hacer para engordar puede
ser útil para adelgazar, la nutricionista argumenta que ésta no tiene
fundamento y asegura que las pautas para ambos casos no se pueden invertir. “El
aceite de oliva es calórico, pero es
muy saludable y por ello está aconsejado en ambos ejemplos, y por otro lado
tanto si se quiere bajar o aumentar de peso las grasas saturadas procedentes de
la bollería están desaconsejas.
Simplemente se trata de ajustar la alimentación a las necesidades de cada
persona”. La experta matiza que todo el mundo debe tomar unos mínimos de
hidratos de carbono, verduras, frutas, proteínas, etc., siendo las cantidades o
raciones individuales lo que se ha de modificar.
Al final, de lo que se trata es llegar a
un peso ideal que garantice un estado de salud óptimo bajo la garantía de unas
directrices alimentarias adecuadas.
En líneas
generales, Buitrago ofrece una serie de
claves para aquellas personas que deseen engordar:
- Realizar cinco o seis comidas suaves a lo largo del día.
- Siempre tener a mano un snack que sea sano como frutos secos, frutas deshidratadas…
- Enriquecer los platos con aceite, lácteos, huevos…
- Hidratarse esporádicamente (el agua es el mejor líquido para la hidratación), con batidos, zumos o un vaso de leche.
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